Una de las más comunes es la suplantación de identidad en WhatsApp para pedir dinero a los contactos. Hay un proyecto para crear el cyber agente ecubierto
Aunque suene increíble, en nuestro Código Penal usurpar la identidad de una persona en redes sociales y hacerse pasar por ella no es delito, y esa suele ser la puerta de entrada a miles de formas de estafas por internet. Esos engaños que pudieron generar desfalcos millonarios y que no paran de crecer en Mendoza, le marcan una urgencia a resolver a Alfredo Cornejo, que ya delinea un paquete de leyes para endurecer las penas, frenar la reincidencia y alojar a los estafadores en la cárcel.
“Si la estafa no se controla no se puede tener un buen clima de negocios en la provincia y prácticamente no hay condenas por estafas. No puede ser que sea tan fácil estafar, ya sea de la manera tradicional o con ciber delito, y que los acusados sigan con su rutina como si nada”, se había quejado a días de ganar la elección.
En Mendoza crecieron en los últimos años dos enormes estafas piramidales en las que terminaron cayendo decenas de miles de víctimas, que creyeron en que obtendrían ganancias siderales en dólares y terminaron perdiendo sumas extraordinarias.
De los dichos de Cornejo se devela que su preocupación es doble: por las víctimas cotidianas de esas estafas y por que esos engaños cobren una dimensión tal que terminen espantando futuras inversiones en la provincia.

Tecnología. WhatsApp: alertan sobre estafas “del cuento del tío”.
El nivel de cómo creció este delito en Mendoza se muestra en un estudio que hizo el Observatorio Provincial de Seguridad Urbana y que registró tanto las estafas que llegaron al 911, como las que finalmente se denunciaron en una oficina fiscal y desembocaron en una investigación del Ministerio Público Fiscal. En ese análisis se compararon las engaños denunciados desde enero del 2022 a octubre del 2023.
De allí se desprende que la estafa sea quizás el delito que más creció y que tuvo picos en el verano. Si se compara lo denunciado en enero del 2022 con lo que registró en enero de este año, hubo un crecimiento del 41,5%. Pasaron de ser 706 el año pasado a 999 este año.
Pero el incremento no es sólo en enero; de la comparación de los primeros 10 meses del 2022 con el mismo periodo de este año se comprueba que las estafas crecieron un 20,1%. De 8.195 treparon a 9.844.

El observatorio también discriminó los departamentos en que se registró la mayor cantidad de estafas por redes sociales y por internet y a ese ránking lo lidera la Ciudad de Mendoza, que se gana ese podio tanto por la frecuencia de las estafas de este año, como por la incidencia por la población.
Llamativamente y pese a que Guaymallén es el departamento de mayor población de la provincia, Ciudad lo supera y lo desplaza a un segundo lugar con 1.632 estafas denunciadas entre enero y octubre de este año. “A esa cifra, habría que sumar un importante número de engaños que se alertan al 911 y que después por vergüenza o por no poder justificar el origen del dinero que fue robado por una estafa no se termina denunciando en la Justicia”, aporta uno de los investigadores dedicados a este tipo de delitos.

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Un delito que transmuta y le gana la pelea al desactualizado Código Penal
El Código Penal sanciona a las estafas en el artículo 172 y establece que “será reprimido con prisión de un mes a 6 años -como pena máxima-, el que defraudare a otro con nombre supuesto, calidad simulada, falsos títulos, influencia mentida, abuso de confianza o aparentando bienes, crédito, comisión, empresa o negociación o valiéndose de cualquier otro ardid o engaño”.
Esa baja sanción hace que la mayoría de los condenados terminen con penas excarcelables y en poco tiempo estén otra vez habilitados para acometer una nueva estafa.
Por si fuera poco, la usurpación de identidad, eso de usar una foto para hacerse pasar por otra persona en las redes sociales, no constituye delito en sí, porque aquel Código Penal lo toma como un “acto preparatorio”, una etapa previa al delito y por tanto no lo sanciona, aún cuando esa preparación tenga la meta de cometer otro delito como puede ser una estafa, calumniar a alguien o amenazar.

“Además nuestro código penal quedó muy desactualizado con este tipo de delitos. Exige contar con pruebas físicas cuando en la estafa la mayoría de las evidencias son digitales, a las que es muy difícil acceder porque los delincuentes se mueven con sistemas encriptados. Es evidente que debemos modificarlo porque en estos delitos el dato es la clave y debemos asegurarnos no sólo obtenerlo sino preservarlos “, explicó el fiscal de Delitos Económicos e Informáticos, Santiago Garay.
El investigador es el autor del proyecto de ley -con media sanción en el Senado- que busca crear la figura del “agente encubierto digital”, que entraría en acción en aquellos delitos en que sea necesario interactuar con plataformas digitales que normalmente son reticentes a aportar información que circule por sus canales.
“La estafa tiene mil modalidades y muta continuamente. La que más se da es la que tiene ingeniería social, son los que rastrean tus gustos y consumo en las redes sociales, te mandan un mail con algo de la temática de lo que te gusta, vos lo abrís e inmediatamente con un virus acceden a tus datos, tu correo y tu celular. Con todo eso pueden generar diversas estafas muy efectivas”, ejemplificó Garay para justificar la necesidad de que aquel proyecto finalmente se convierta en ley.
“Hay estafadores con 14 causas que siguen en la calle como si nada”
Aunque tenga más de 100 años y haya quedado obsoleto en algunos aspectos, quien quiera modificar el Código Penal necesitará de un ejército de legisladores convencidos en el Congreso y eso parece una utopía para un gobernador.
Sin embargo, lo que sí puede hacer Cornejo desde Casa de Gobierno es impulsar cambios en el Código Procesal Penal para frenar la creciente estafa, por ejemplo para que la figura de la prisión preventiva por reiterancia también se aplique en los casos de estafas.

Alfredo Cornejo ya analiza un estudio que muestra cómo crecieron las estafas en Mendoza y planea endurecer las penas para aquellos reiterantes.
“Hemos detectado casos de delincuentes que tienen 14 causas de estafas y están en la calle como si nada. La forma de frenar eso es modificar el proceso y cómo se gestiona. Hay estafas que son relativamente fáciles de probar, pero después de que se prueba esa persona que ya hizo de la estafa su forma de vida no tiene una sanción acorde a ese delito que reitera una y otra vez. Eso es lo que queremos cambiar”, adelantó el gobernador electo.
Al parecer a Cornejo lo desvela de tal manera el crecimiento de la estafa, que con algunos especialistas en seguridad ya piensa no sólo en aplicar la prisión preventiva en este delito, sino también en que deberán crear pabellones carcelarios específicos para quienes terminen tras las rejas por estafa.
“Nuestros magistrados tienen que entender que en los casos en que se puede probar la estafa debe existir una condena porque es la única forma de cortar con ese circuito de engaños. Si para eso tenemos que generar nuevos pabellones para los condenados por este tipo de delitos lo vamos a hacer”, marcó como señal de un mensaje a fiscales y jueces que seguramente se reiterará en su próxima gestión.
Estafas millonarias y efectivas que partían de una cárcel mendocina
Entre las múltiples estafas que se propagaron en los últimos meses aparece reiteradamente las que se dieron en Marketplace. Una de ellas creció con la venta de materiales de construcción en el Valle de Uco.
Según consta en el expediente P- 549/23, los estafadores armaron un perfil falso en Facebook de un corralón y a través de él engañaron a varios desprevenidos que compraron herramientas, cemento, ladrillos y otros elementos a precios notoriamente inferiores a los del mercado.

Estafas online a través de cuentas falsas en MarketPlace son de las más reiterantes entre las que se denuncian en Mendoza.
Tras mostrar las tentadoras ofertas, el falso vendedor le mandaba a las víctimas un CBU para depositar el monto de su compra para asegurarse el envío. Luego de confirmar que se acreditara la transferencia, el estafador bloqueaba al comprador y cortaba todo contacto con él. Recién cuando la víctima acudía al negocio, que efectivamente existía, confirmaba que había sido estafado.
Rastreando informáticamente esa estafa se llegó a que el domicilio del que partía era una de las cárceles mendocinas. Eso produjo que se secuestraran los celulares involucrados y se imputó a los dueños de esos dispositivos.
“Una acción que nos ayudaría a frenar este tipo de estafas que parten de las cárceles mendocinas es aplicar la ley de inhibidores de señal de celulares para las penitenciarías. Todo el tiempo detectamos casos de estafas que parte de las cárceles, y que terminan en víctimas que transfieren sumas importantes de dinero a familiares de presos mendocinos”, remarcó el fiscal Garay.
Otro de los engaños que más prevalecen entre las denuncias es el hackeo de la cuenta de Whatsapp.
En estos casos, los delincuentes simulan pertenecer a determinada empresa de servicios, y se comunican con la víctima anunciando un inminente corte del servicio, lo que generalmente implica un cese de las actividades o un importante perjuicio económico a la víctima.
Para evitar dicho corte o suspensión, indican que enviarán un código a través de Whatsapp, el cual debe retransmitir al falso empleado de la empresa. Una vez que realiza esta maniobra el perfil de la víctima queda inhabilitado e inmediatamente sus contactos telefónicos, a través de la misma aplicación Whatsapp, comienzan a recibir mensajes del del estafador requiriendo transferencias a determinada cuenta bancaria.
Esta estafa, que aparece entre las más populares, logra que varios de esos contactos, desprevenidos envíen dinero a las cuentas que se les indican, sin ni siquiera chequear por otros medios si efectivamente se trata de un pedido de sus conocidos.