El proyecto es llevado adelante por Gabriel Guardia, el enólogo especializado en aceite de oliva. Ya lleva rescatados más de mil forestales.
En Mendoza, un grupo apasionado por la olivicultura está llevando adelante una misión singular: rescatar olivos que han sido arrancados de sus fincas debido a la urbanización. Gabriel Guardia, reconocido enólogo especializado en aceite de oliva, es uno de los impulsores de esta iniciativa, que se ha convertido en una verdadera “guardería” para estos árboles centenarios. Hasta la fecha, ya han replantado más de mil olivos.
Guardia destacó en una entrevista con El Sol que, consciente del impacto que la expansión urbana está teniendo sobre los olivares, decidió tomar cartas en el asunto. Junto a dos colegas, puso en marcha un proyecto que combina maquinaria pesada, como una topadora y un camión, con la determinación de salvar estos árboles. “Cuando nos enteramos de que van a arrancar olivos, nos avisan y vamos a rescatarlos”, explicó.
“Los llevamos a nuestra fábrica en Las Margaritas y allí los cuidamos”, afirmó Guardia, quien a finales del año pasado dejó Laur para iniciar un emprendimiento con el enólogo Alejandro Vigil.
El proceso no termina con el simple traslado de los olivos. Una vez en la fábrica, los árboles son atendidos y replantados, comenzando así su recuperación. El objetivo final es producir aceite de oliva a partir de estos árboles rescatados, un aceite que contará con una historia única, ligada a la preservación del patrimonio natural y cultural de la región.
“Ya hemos rescatado más de mil olivos”, comenta Guardia con orgullo. “Y seguimos adelante. La semana que viene tenemos que sacar algunos de la Ruta 60, en Maipú.”
Esta “guardería de olivos” no solo es un refugio para los árboles, sino también un símbolo de resistencia, representando una pequeña victoria contra la pérdida de la identidad agrícola de Mendoza.