Un ingeniero y un geólogo especializados en sismología explicaron por qué la provincia no tiene un sistema de alerta que avise sobre la ocurrencia de temblores.

Una seguidilla de sismos sacudió Mendoza entre la noche del domingo y la madrugada del lunes. Si bien la provincia está ubicada sobre varias fallas geológicas y es considerada como una de las zonas más sísmicas, los especialistas plantean que no es posible prevenir cuándo habrá un movimiento pero sí anticipan cómo debería prepararse la provincia ante un evento natural de importante magnitud.

El primer temblor, con epicentro en San Juan, se registró a las 21.32 del domingo y tuvo una magnitud de 4,5 grados en la escala de Ritcher. Tan solo un minuto después, se produjo otro movimiento, esta vez con epicentro a 64 kilómetros al sureste de Mendoza y a 35 kilómetros de San Martín, y con una magnitud que alcanzó los 4,8 grados.

Menos de 15 minutos transcurrieron hasta que, precisamente a las 21.46, se diera otro movimiento telúrico en la provincia. De esta forma, y sucesivamente, la tierra se movió en seis oportunidades en Mendoza. El último registro del Instituto Nacional de Prevención Sísmica (INPRES) fue a las 3.12 de la madrugada, certificando un temblor de magnitud de 2,6 grados en la escala de Ritcher.

La provincia está situada sobre fallas geológicas. Dos de ellas, la de La Cal y la de Barrancas, están asociadas a eventos catastróficos que marcaron a los mendocinos del oasis norte: los terremotos de 1861 y 1985. Con una intensidad de 9 grados Mercalli, el primero dejó alrededor de 5 mil muertos; el segundo, de 8 grados Mercalli, causó la destrucción de numerosas viviendas e importantes daños y 46 muertos.

Las fallas cerca de Mendoza. Fuente: Conicet.

Los sismólogos aclararon que es difícil determinar si alguno de los últimos movimientos estuvo asociado a esas fallas.

Los movimientos de la madrugada fueron de magnitudes bajas, son de común ocurrencia. Aquel registrado a las dos de la mañana fue por la zona de El Carrizal, allí hay una falla, pero al ser de magnitud baja no se puede determinar si fue fruto de eso o no“, explicó a El SolCarlos Frau, especialista en Ingeniería Estructural Sismorresistente y docente de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN).

Por su parte, José Mescua, doctor en Ciencias Geológicas y docente e investigador de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad Nacional de Cuyo, explicó que “todos los sismos que dicen Mendoza (dentro de la web del Inpres) son fallas dentro de la provincia“, pero con la información que hay no es posible asignarlos a una falla en particular.

Por qué no sirve el alerta sísmica en Mendoza

Si bien determinados países como Chile o México cuentan con un sistema de alerta sísmica, en Mendoza no sería una herramienta eficiente.

En otros lugares hay alerta sísmica, pero son sitios en los que los epicentros están lejos de las grandes ciudades; las fallas peligrosas para el Gran Mendoza están muy cerca. De esta forma, no se podría avisar a la población con tiempo antes de que llegue el sismo, garantizó Frau.

Por otro lado, prever cuándo y dónde una falla tectónica tendrá movimiento es otro imposible, ya que su actividad se mide en miles de años. Por esto, es importante conocer las características de las fallas geológicas sobre las que está situada la provincia para, de esta forma, implementar medidas de prevención en un terremoto.

Por el momento es imposible predecir un sismo. Hay varias razones, pero partimos de la base que las fallas que producen sismos son sistemas bastantes complejos, con múltiples factores que influyen“, aseguró el doctor en Ciencias Geológicas.

Y agregó: “En algunas condiciones podemos saber que en alguna zona hay probabilidad alta de que se produzca algún evento sísmico, pero concretamente no hay forma de predecirlo de una manera que nos sirva para tomar alguna medida, como por ejemplo, la evacuación“.

Planificación sísmica

Entendiendo que Mendoza es una zona con alto riesgo sísmico, los expertos explicaron que es necesario que exista planificación y prevención entre distintas áreas.

La forma de prevenir es estar preparados para mitigar los daños en caso de que se produzca un sismo importante, creando una ciudad más resiliente. Esto implica determinar cuál es la magnitud máxima que se puede producir en la región y saber qué vulnerabilidades tienen las construcciones; y también prepararse para dar respuesta frente a los daños que se produzca“, contempló José Mescua.

El ingeniero y docente de la UTN agregó que la provincia debe “construir correctamente, respetando las fórmulas”.

“Hay que seguir los códigos sismorresistentes para que las construcciones puedan subsistir. Además, también se necesita la participación de diferentes áreas en materia de prevención y planificación”, concluyó Frau.

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