El discurso del Presidente sonó a repetido: críticas a la clase política y polarización con el kirchnerismo. Le pidió ajuste a los gobernadores por $60.000 millones. Expresó, magnánimo, que esta ley de leyes llegó “para cambiar la historia”.
Javier Milei llegó al Congreso para presentar el Presupuesto 2025, con un discurso que ya suena repetido: apuntó contra “la casta”, es decir la clase política de la que ya forman parte los libertarios, y esbozó algunos lineamientos de la ley de leyes que se basará en la motosierra 2.0, con foco en el equilibrio fiscal. Además, le pidió a gobernadores e intendentes un ajuste adicional de $60.000 millones para que la faena sea exitosa.
El Presidente eligió el prime time televisivo, aunque en rigor lo destrozó. Los canales de aire pasaron de 14 puntos de rating a las 20.59 a menos de 4 diez minutos después. En vez de convocar más televidentes, los espantó a las plataformas on demand. No bastó para mantener lejos el control remoto el intento refundador de su discurso: postuló que este Presupuesto llegó para “cambiar la historia” y “radicalmente distinto” a lo que se presentó en un siglo.
El recinto de la Cámara de Diputados al 50% fue una pintura de la realidad política. No solo por las ausencias del peronismo, radicales díscolos y legisladores federales, sino también porque el camino del Presupuesto de Milei será espinoso para conseguir la aprobación. No en vano están convocados para este lunes los opositores dialoguistas, con el objetivo de reunir los votos. Viene La Libertad Avanza de blindar un tercio para sostener el veto a la reforma jubilatoria. Ahora necesitará conseguir la mayoría en ambas cámaras si quiere que se apruebe el Presupuesto.
Comenzó el Presidente reconociendo que su presencia no era necesaria, ya que la presentación de la pauta de gastos suele quedar en manos del ministro de Economía. También solía ser una ocasión en la que los miembros de la comisión de Presupuesto realizaban preguntas sobre el proyecto. En este caso, fue un monólogo con algunos puntos que ya forman parte del rap de Milei. Llamó “ratas miserables” a los opositores, cuestionó a toda la clase política por su afición al gasto y volvió a polarizar con el kirchnerismo. Expresó que los políticos con el gasto “estafa al pueblo argentino”. En su discurso, el Presidente le achacó todos los males a la casta: “La compulsión inagotable de los políticos por el gasto público, que no conoce restricción presupuestaria alguna. Porque solo gastando plata que no es suya que pueden hacer negocios para ellos, sus clientes y sus amigos”.
“Gestionar no es designar miles de funcionarios en todos los rincones del Estado cuando todas esas áreas no deberían existir, ni hacer rutas que no conducen a ningún lado, ni viviendas hacinadas que nadie quiere, ni usar el GDE como decía el candidato (Sergio) Massa”, dijo en un pasaje de su discurso, leído con trabas, aplaudido a rabiar por los suyos.
Hechos que llevarán a dificultades para conseguir acuerdos, dado que las rutas y las viviendas son parte de la obra pública que reclaman los gobernadores para seguir acompañando, entre otras erogaciones como los subsidios al transporte o la financiación del déficit de las cajas jubilatorias no transferidas. A los mandatarios les trasladó la motosierra: además de un ajuste adicional de $60.000 millones les endilgó todas las funciones paliativas y de la prestación de servicios de las que el Estado nacional quiere desprenderse.
“Nos hemos acostumbrado a usar el Estado como una niñera”, dijo el mandatario en el Congreso en ese sentido y abogó por “reducir impuestos y el tamaño del Estado, que es la verdadera presión impositiva”. También envió un alerta al Congreso: “Vetaremos todos los proyectos que atenten contra el equilibrio fiscal”, como ocurrió con la reforma jubilatoria y como ocurrirá con el financiamiento educativo. Dijo que solo permitirá un aumento del gasto si la propuesta está acompañada de una alternativa para financiarlo.
“Gestionar es desactivar la bomba que heredamos, haber echado 31 mil ñoquis del Estado, haber eliminado los piquetes y reducido el 71% los homicidios en Rosario”, destacó el mandatario, entre otros puntos, por cadena nacional, y añadió que “gestionar es achicar el Estado para engrandecer a la sociedad”.
En un punteo que difundió luego el Gobierno se desprende: “Durante 2025, se plantea garantizar nuevamente el equilibrio fiscal para corregir definitivamente los desajustes y sostener las condiciones de estabilidad. Esto implicará que por segundo año consecutivo el Sector Público Nacional no necesitará financiamiento por la vía de endeudamiento o emisión monetaria ya que no habrá desbalances de las cuentas públicas”.
Otro curiosidad es el jugueteo léxico con el cepo, cuyo levantamiento es la principal demanda del sector privado. “Después de años donde la clase política vivió poniendo cepos a las libertades individuales, hoy venimos aquí a ponerle un cepo al Estado”, expresó, como un desafío a quienes piden liberar las trabas al dólar.