El primer ministro sueco, Ulf Kristersson, se reunió el miércoles con su homóloga danesa, Mette Frederiksen, para analizar las formas en que ambos países pueden combatir el creciente crimen y la violencia de las pandillas.

En Suecia, durante el último año se ha producido un aumento de los tiroteos y los atentados con bombas cometidos por bandas criminales, una violencia que ha traspasado la frontera hacia Dinamarca y Noruega.

Las autoridades afirman que muchas de estas bandas suecas reclutan a adolescentes de barrios con población de origen inmigrante y un entorno socioeconómico desfavorecido. Dinamarca ha adoptado una postura restrictiva con la inmigración, y es uno de los Estados más duros en ese sentido dentro de la UE.

“Si analizamos el crimen organizado, la violencia o las drogas, vemos que en Dinamarca y Suecia hay una sobrerrepresentación, especialmente entre los hombres jóvenes de orígenes no occidentales, y eso es insostenible”, dijo a la prensa Frederiksen durante su visita a un centro de educación infantil en Copenhague junto al primer ministro de la vecina Suecia. Por su parte, Kristersson resaltó que la cooperación entre ambos países “es muy positiva“, y añadió que la política sueca a menudo “saca inspiración de Dinamarca”.

En agosto de este año, Dinamarca anunció que estaba reforzando sus controles fronterizos con Suecia para hacer frente a la violencia de las bandas, mientras que el crimen transfronterizo entre las dos naciones nórdicas también ha llevado a que la Policía danesa trabaje en Suecia y viceversa.

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