Los usuarios de la energía eléctrica pasaron de pagar el 22% del costo del servicio (con un 78% de subsidios) en enero 2024, al 60% en febrero de 2025 (con solo un 40% de subsidios), según precisó en diálogo con Ámbito el economista Julián Rojo.
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La motosierra que aplicó el gobierno de Javier Milei pasó por todas las áreas y una de las que sintió nítidamente la poda fue la de los subsidios a la electricidad, que se redujeron en un 0,4% del Producto Bruto Interno (PBI) durante 2024, respecto al año previo, según estimaciones el economista Nicolás Gadano de Empiria.
En este mismo período, los precios de las tarifas de luz se incrementaron casi 270% en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) frente a una inflación de 117,8% interanual. El aumento del servicio de electricidad quedó muy por encima al de los salarios, solo crecieron 137,7% con una gran dispersión entre sectores registrados (que incluye públicos y privados), así como de los informales.
Los usuarios de energía eléctrica pasaron de pagar el 22% del costo del servicios (con un 78% de subsidios) en enero de 2024, al 60% en febrero de 2025 (con solo un 40% de subsidios), según precisó en diálogo con Ámbito el economista Julián Rojo del Instituto Interdisciplinario de Economía Política (IIEP). Así y todo, el especialista destacó que “enero y febrero son meses muy difíciles de analizar porque hay subejecuciones, por lo que se espera hasta el primer cuatrimestre para tener un promedio más certero de los registros”.
Además, Rojo enfatizó en que otro factor importante será el Presupuesto 2023 prorrogado que se utilizó en 2024 y ahora se empleará también en 2025, con las ampliaciones correspondientes. “Esto implica que hoy a fines de febrero tengas el mismo crédito para gastar que el que tenías el 31 de diciembre 2024, hasta la nueva ampliación”, precisó el economista, quien detalló que actualmente ese monto está en $8.143.955 millones.
“Este aumento de cobertura de la demanda de energía se explicó por el aumento de tarifas, algo ayudado por la apreciación cambiaria entre enero de 2024 y enero de este año, es decir, los costos en dólares promedio del sistema eléctrico son más o menos similares, pero el precio que paga la demanda en dólares es muchísimo más alto”, mencionó Gadano.
En ese lapso, las tarifas aumentaron 268% en el AMBA, según el observatorio de servicios públicos del IIEP. Además, el gas natural subió un 531%, el transporte un 601% y el agua un 331%. Esto da como resultado que, en promedio, la canasta de servicios públicos del Gran Buenos Aires trepó un 402%.
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Por su parte, durante 2024 los salarios registrados crecieron 137,7% frente a una inflación de 117,8%, lo que implicó una mejora del 9% en términos reales, aunque entre los privados y los públicos hubo una fuerte disparidad. Los primeros se recuperaron un 13,7%; mientras que los haberes de los empleados estatales solo se incrementaron un leve 0,7%.
Sin embargo, frente a noviembre 2023 (previo al inicio del gobierno de Javier Milei) el promedio de los salarios registrados cayó 5,14%, lo que se explicó por la pérdida de 15,3% del poder adquisitivo de los empleados públicos, mientras que los privados se recuperaron apenas un 0,6% real.
Tarifas de servicios públicos: debate de tarifas
El debate sobre la necesidad de una “reestructuración” de las tarifas está presente desde 2016, cuando en aquel momento el gobierno de Mauricio Macri utilizó la analogía de las pizzas para minimizar el impacto del tarifazo. “Lo que una familia paga por la luz de un mes equivale al valor de una pizza”, mencionaba por aquel entonces el ex ministro de Hacienda, Alfonso Prat-Gay. “Asustan los porcentajes cuando decís cuánto van a subir. Pero una factura que se pagaba $150 y pasa a $350, son $200, que también son dos taxis o dos pizzas”, añadió por aquel entonces Prat-Gay.
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Alfonso Prat Gay
Sin embargo, en esa época Argentina aún registraba los salarios en un umbral alto. El máximo histórico de haberes en 2017 alcanzó un valor de u$s1.832 brutos, mientras que el Salario Mínimo, Vital y Móvil (SMVM) se ubicaba en u$s543,56 (eran $8.806 en mayo de 2016). Por aquel entonces, las tarifas representaban un porcentaje ínfimo de los salarios, por lo que los hogares una mayor capacidad de consumo.
Por su parte, en noviembre pasado, la mediana de la remuneración bruta, que mide la situación y evolución del trabajo registrado (SIPA), se ubicó en $1.077.793 (u$s887,50 al dólar CCL), aunque grandes sindicatos como Comercio registraron salarios de entre $855.620 y $906.452, dependiendo de la categoría.
El SMVM, en tanto, llegó en el undécimo mes de 2024 a $271.571 (unos u$s223,62). Y la canasta de servicios públicos en ese mes llegó a $134.173. Esto implica que insumió un 49,40% del salario mínimo, mientras que acaparó el 15,23% de una remuneración de un empleado de Comercio (promedio entre ambos extremos. Teniendo en cuenta la mediana, abarcó el 12,45%).
Asimismo, la canasta de servicios públicos se ubicaba en $28.651 en diciembre 2023 e insumía un 4,4% del promedio de salario de ese mes ($651.242, según la mediana de la remuneración bruta del SIPA), mientras que el SMVM se posicionaba en $156.000, por lo que acaparó el 18,4% del haber mínimo. El sueldo de un empleado de Comercio en ese mes se ubicaba entre los $441.108,34 y los $467.314,17, con lo cual, en la medinaa se llevaba el 6,3%.
De esta manera, los servicios pasaron de insumir una porción mínima del salario a un gasto fijo que se multiplicó por tres y cuatro, dependiendo el caso, lo que llevó a que los hogares tengan un poder adquisitivo más reducido.
Tal es así que, según la última encuesta de opinión de Proyección Consultores, los argentinos tienen como principal preocupación no llegar a fin de mes (36,2%), mientras que en segundo lugar quedó la inseguridad y el crimen (27,8%) y en tercer lugar que el país entre en una crisis total (19,6%).
Además, el informe “Brújula Social” de consumo de Pulso Research muestra que el 70% de los argentinos tuvo que resignar en el último mes algún tipo de consumo. Entre ellos, se destacó que el 38,9% redujo la compra de alimentos, comida y bebidas en general, mientras que otro 17% recortó en la carne que ingiere y un 21,9% limitó la cantidad de salidas en general como a ir a restaurantes, al teatro y al cine.
El consumo masivo tuvo en 2024 el peor año desde 2002, en la salida de la convertibilidad. Cayó un 18% interanual en diciembre y acumuló una retracción de 13,9% en doce meses, según el relevamiento de la consultora Scentia.