Desde FIFRA aseguran que la hacienda ya está cotizando en línea con sus máximos históricos, por lo cual “el precio de la carne al consumidor debiera mantenerse en los valores actuales”.

El fin del cepo y de la brecha cambiaria supuso una leve devaluación en la primera semana de vigencia del nuevo esquema de cotización del dólar, que “flota” entre dos bandas ubicadas en los $ 1.000 y los $ 1.400.
Esto implicó algún temor de que el aumento del tipo de cambio, aunque no fue significativo, se traslade a precios, sobre todo en cadenas dolarizadas, como la mayoría de las que están vinculadas al sector agropecuario.
Entre ellas, la de ganados y carnes suele ser una muy sensible a las variaciones de la divisa estadounidense y por eso uno de los impactos directos que se temió fue sobre el precio del asado, que ya aumentó con fuerza en las últimas semanas.
Sin embargo, desde los frigoríficos sostienen que la hacienda está en valores altos en términos históricos, por lo que no hay tanto margen para nuevos incrementos.
EL NUEVO DÓLAR Y LA CARNE
En su editorial mensual, el presidente de la Federación de Industrias Frigoríficas Regionales Argentinas (FIFRA), Daniel Urcía, sostiene que la puesta en vigencia de las nuevas medidas económicas en lo inmediato significa un recupero de competitividad para el tipo de cambio exportador, ya que el valor del dólar en los primeros días de su vigencia supera al dólar blend anterior.
De todos modos, enciende una primera señal de alerta: “Habrá que estar atentos a su valuación, porque sería contraproducente para el sector que la divisa se ubique en la banda inferior de la flotación”.
Desde su punto de vista, este es el motivo por el cual los operadores son cautelosos al momento de confirmar compras de hacienda para la faena.
Y recuerda al respecto que, en el sistema anterior, y medida en dólares, el valor de la hacienda era el más caro de la región y muy superior al que tiene en Paraguay y Brasil. Además, había mucha incertidumbre sobre la evolución cambiaria.
En este marco es que pone el foco en el valor de la carne. “En el plano interno, luego de la recomposición de precios de hacienda de febrero y marzo y estando el valor de esta por encima de los promedios históricos, en algunas categorías tocando techos, no hay que esperar nuevos aumentos y, en consecuencia, el precio de la carne al consumidor debiera mantenerse en los valores actuales”, remarca.
DESPUÉS DEL FIN DEL CEPO, MÁS MEDIDAS
Por otro lado, Urcía menciona en su columna la necesidad de que se aborden otras medidas que ayuden a crecer al sector.
“Bienvenido el nuevo esquema cambiario, ahora hay que trabajar en las medidas que requiere el sector y que llevan mucho tiempo postergadas”, subraya.
Su opinión es que “es tiempo de encarar algunas reformas estructurales de tipo impositivo, sanitario y laboral” y que, para ello, “es necesario que el Congreso se involucre en las cuestiones que necesita el sector productivo para bajar la presión fiscal y facilitar la creación de empleo que hace décadas está estancado”.
“La reducción de la alícuota de IVA para con el servicio de faena es una modificación mínima a la Ley de IVA que hace años la solicitamos y nadie se ocupa. El cambio de valuación de hacienda descansa plácidamente adormecido en los cajones de los legisladores”, cuestiona.
Asimismo, señala el siempre pendiente debate sobre un status sanitario único a nivel nacional.
“En el ámbito sanitario se había incluido en el proyecto original de Ley Bases un capítulo especial, estableciendo un estatus básico sanitario para los frigoríficos de todo el país. La reciente visita e informe preliminar realizado por el servicio sanitario de México pone en evidencia que es un tema de singular importancia y, así como debemos trabajar en el estatus sanitario nacional, es necesario fortalecer y dotar de recursos a Senasa como organismo competente”, afirma.
Y completa: “La sanidad debe ser una política de Estado. Es la única forma de asegurar la inocuidad de nuestras carnes para nuestros consumidores y para los importadores de cualquier parte del mundo”.