El volumen de aceitunas óptimo es uno de los aspectos positivos de la cosecha 2025. Desafíos y fortalezas de una industria que posiciona a Mendoza en el mundo.
Gracias a una producción lograda con volúmenes óptimos y con el desafío de situar los productos derivados de las aceitunas que ya fueron cosechadas en un escenario marcado por una abrupta baja en los precios, desde el sector dedicado a la elaboración, envasado, venta y distribución del aceite de oliva destacan que esta temporada se plantea con numerosos desafíos por delante.
“Ha habido una muy buena producción de aceitunas en general. Hay más aceitunas que el año pasado, pero el problema son los costos y los precios”, advirtió Mario Bustos Carra, presidente de la Asociación Olivícola de Mendoza y aclaró que por estos días la aceituna está iniciando su proceso de molienda; por lo tanto, aseguró que aún es prematuro adelantar una evaluación respecto de los posibles rendimientos a corto plazo.
Sí ratificó que, si bien “este año hay más aceitunas que el anterior, el problema son los costos y los precios”. Aclaró en este sentido que la caída de los valores del aceite de oliva ha sido abrupta si se compara con la situación registrada en 2024, cuando la afectación en las cosechas de los países europeos hizo elevar los precios a lo largo de tres años consecutivos.
En ese sentido, Bustos Carra explicó que, debido a ese cambio tan abrupto, el impacto que se sentirá en el sector será mayor. Sin embargo, en ese contexto, uno de los puntos clave que marcará la diferencia respecto de las realidades de los productores de aceite de otras latitudes geográficas será nada menos que la alta calidad que ofrece el aceite de oliva proveniente de la materia prima mendocina. Así, aclaró el titular de la entidad, el aceite virgen de oliva extra volverá a posicionarse como la primera marca en América, la segunda de Europa y fuera de Europa la segunda después de Túnez en sostener tal denominación.
Aclarado este aspecto y ya con la prueba por demás vigente de que Mendoza posee una robusta capacidad tanto en cantidad como en calidad para poder posicionarse de manera holgada en el plano nacional, regional y mundial, ahora el aspecto a resolver es el relacionado a las retribuciones tanto para los productores como para los industriales que trabajan en el plano olivícola.
“Esa es la situación. Está la realidad de que, dentro de las muy buenas cosechas, igual tenemos que tener en cuenta la cantidad de hectáreas cultivadas que se han perdido”, destacó Bustos Carra y advirtió que, desde su punto de vista, esa situación es la consecuencia del avance de la urbanización sobre las zonas cultivadas.

Alto potencial para posicionarse en el mundo
Miguel Zuccardi es productor de renombre dentro de la industria olivícola provincial y cuenta con al menos 350 hectáreas de olivares propios. El foco principal de su producción está puesto en el mercado local, aunque también realiza la exportación a países tales como Brasil, Perú, Japón, China y Estados Unidos. Detalló que, para producir aceites de muy alta calidad, es clave el esquema de variedades que se cultivan; en su caso, una de las principales es la conocida como “Arauco”, cuya calidad se ha destacado a nivel mundial. “Por otro lado, la tecnología en el proceso de separación es un aspecto clave para la producción de aceites de alta calidad”, sumó.
En su caso, el 100% de las aceitunas cosechadas se destinan justamente a la producción de aceite de oliva. La cosecha se reparte entre la modalidad manual, vibradoras de tronco y sistemas de vareo cabalgante. Para las variedades más tempranas, la recolección de las aceitunas de los olivares comienza a fines de marzo y se destina a aceite. A principios de junio, a más tardar, finaliza esa etapa de manera de evitar las heladas tempranas del invierno, que pueden generar una afectación considerable en la calidad de la fruta.
El superalimento que despierta cada vez más interés
“La cosecha en Mendoza es bastante buena en general. Venimos de un 2024 con heladas bastante marcadas que pueden afectar al olivo, pero en el caso de Mendoza se ve buena carga en los olivos”, destacó Zuccardi y consideró –al hacer referencia a las fortalezas y desafíos del sector olivícola- que es necesario seguir trabajando para aportar al posicionamiento de su marca en la región. Dijo que Mendoza es una provincia con muy alto potencial de calidad en lo que refiere a aceites de oliva y aceitunas de mesa, como es el caso de la variedad “Arauco”.
Zuccardi destacó que, justamente, en los últimos 20 años, el crecimiento del turismo vitivinícola y gastronómico de Mendoza es un hecho significativo, junto al desarrollo del turismo ligado a la olivicultura, que se postula como una gran oportunidad. “En nuestro caso, a través de ‘Pan y Oliva’ que es nuestro centro de visita y restaurante, apostamos a la educación sobre el aceite de oliva de calidad, inclusive haciendo programas donde los visitantes pueden vivir una experiencia en el olivar”, detalló el productor y empresario, quien, entre otros proyectos, ha llevado adelante para la época de cosecha, el programa denominado “Olivarero por un día”.
Esa experiencia consiste en que quienes vistan las instalaciones tengan la posibilidad de cosechar, producir y embotellar su propio aceite. “Creo que una gran fortaleza es que el aceite de oliva es un superalimento en términos de beneficios para la salud y este es un tema de gran interés en la actualidad y en el futuro”, destacó Zuccardi al detallar las fortalezas que en la actualidad benefician a este sector de la industria.

Valores sostenibles para potenciar el mercado
Uno de los desafíos más urgentes que se plantea el sector olivícola de Mendoza es el relacionado a las estrategias que a nivel local es necesario diferenciar la calidad local, de manera de poder comercializar los aceites de calidad producidos en la provincia con valores que hagan posible la sostenibilidad de la actividad.
“Vivimos en un desierto, donde producir es un gran esfuerzo y esto nos debe motivar a buscar calidad y valor diferencial. A nivel mundial, el gran desafío es que las escalas en los países europeos, principalmente España, son muy grandes y las producciones reciben subsidios”, destacó Zuccardi y aclaró que, al mismo tiempo, existen envasadores muy grandes que concentran la demanda.
Esa situación, en suma, se plantea como un aspecto negativo para el sector. “En este escenario hemos vivido muchas épocas de precios que no han sido sostenibles para la producción. Por eso, sin duda, creo que el camino de Mendoza es la diferenciación de calidad”, indicó el productor.
La fortaleza de la aceituna criolla
La propia historia productiva escrita en estas tierras da cuenta de la trascendencia de este sector. Primero, al ser utilizados como “cortina” para proteger de los vientos a los viñedos y luego, ya como fruto con características únicas (en sus distintas variedades), la aceituna mendocina se destaca en el plano mundial.
La época de cosecha para la aceituna que se destina a conserva empieza generalmente de fines de marzo a principios de abril. En ocasiones, el proceso se adelanta durante los primeros días de marzo para culminar en abril. Luego, la cosecha de aceituna para aceite de oliva se inicia en los campos. Entre el total que se produce, se suman las aceitunas doble propósito, que pueden destinar tanto a conservas como a la elaboración de aceite.
En el caso de Zuccardi, destacó que cuentan con una variedad de aceitunas (tipo criolla o arauco) que además se usa para ser incluida en el aceite de oliva. “Justamente, la indicación geográfica de aceite de oliva requiere hasta un 50% de la variedad arauco o criolla, de manera de otorgarla de esa especificidad”, destacó el productor.