Aunque el Gobierno asegura que no lo cerró, el organismo perdió autonomía, presupuesto y estructura. Especialistas alertan por un retroceso en la lucha contra la enfermedad.

 El Instituto Nacional del Cáncer (INC), organismo creado en 2010 para coordinar políticas públicas de prevención, tratamiento y monitoreo del cáncer en Argentina, sigue en pie, pero bajo una estructura debilitada. Desde la asunción de Javier Milei, su presupuesto se redujo un 61% respecto al ejecutado en 2023 y su dotación de personal cayó un 37%, según datos oficiales hasta junio de 2025.

A comienzos de julio, el vocero presidencial Manuel Adorni anunció que el INC pasaría a ser una “unidad organizativa interna” del Ministerio de Salud, integrando sus funciones a la Secretaría de Gestión Sanitaria. La medida fue formalizada el mismo día a través del Boletín Oficial. Ante versiones sobre un supuesto “cierre”, Adorni lo desmintió: “Nadie lo va a cerrar, se va a transformar”, afirmó durante el programa oficialista Fake, 7, 8.

De un organismo autónomo a una oficina más del Ministerio

El INC fue creado como ente descentralizado, con autarquía funcional y financiera, por lo que el cambio implica una pérdida de autonomía operativa. Desde la cartera sanitaria aseguraron que los programas siguen activos y que no hubo modificaciones en las funciones. Incluso designaron a la doctora Susana Blanco como nueva directora del área de cáncer.

Sin embargo, la Asociación Argentina de Oncología Clínica (AAOC) expresó su preocupación ante este recorte institucional. En marzo advirtió que el debilitamiento del instituto comenzó en 2020, con un deterioro progresivo que incluyó la suspensión de entrega de insumos para cáncer de colon y kits de VPH para detección temprana del cáncer de cuello uterino, según confirmó Julia Ismael, exdirectora del INC.

Sin plan nacional y con programas suspendidos

El Plan Nacional de Control del Cáncer, vigente entre 2017 y 2022, dejó de implementarse. En la actualidad, no hay un plan de gobernanza nacional para abordar de manera integral la enfermedad. Así lo señaló Ismael, quien también cuestionó la falta de previsión en las compras de insumos básicos.

Por su parte, Daniel Gómez, exdirector del INC y actual referente del Centro de Oncología Molecular y Traslacional de la UNQ, consideró que la supuesta reorganización “es, en realidad, un retroceso en la lucha contra el cáncer“. Si bien reconoció que se necesitaban ajustes, planteó que bastaba con implementar mejoras en la gestión.

También el especialista en sistemas de salud Rubén Torres, presidente de IPEGSA, apuntó a la superposición de funciones como una de las falencias históricas del organismo, pero advirtió que aún es incierto si esta nueva integración garantizará la efectividad de las acciones.

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