Desde el sector revelaron que, por la baja del consumo, los comerciantes de la provincia se han tenido que “adaptar” y transformar su negocio en un “polirrubro”.

La crisis económica en el país afecta a todos los rubros, inclusive a los negocios tradicionales de la vida urbana y también barrial: los kioscos. Según datos de la Unión de Kiosqueros de la República Argentina (UKRA), durante 2024 cerraron 16.000 kioscos, una caída del 14%. En Mendoza la situación no es diferente y en muchos casos se han tenido que “reinventar” para poder sobrevivir.
De acuerdo con estimaciones difundidas por cámaras y distribuidoras, más de 800 kioscos dejaron de funcionar en la provincia, en medio de un contexto de ventas en baja y costos fijos en alza. Sin embargo, el dato no es del todo fino, según aseguraron los comerciantes, ya que el dato solo refleja los cierres y no las aperturas que se han realizado en el último año.
Ventas en caída y consumo retraído
Las estadísticas nacionales marcan un retroceso del 40% en las ventas en los últimos dos años, con una merma del 30% al 35% solo en bebidas durante la última temporada de verano. A esto se sumó la caída en las compras espontáneas o de impulso, un rubro clave para la rentabilidad de estos comercios.
El titular de la Cámara de Kiosqueros de Mendoza, Gustavo Suárez, explicó que “en el microcentro hay menos kioscos activos, aunque también se han dado algunas aperturas”. A pesar de ello, el especialista resaltó que los principales desafíos a resolver son el volumen de la venta y los altos costos.

“El volumen de venta está alrededor de un 5% o 6% menor por unidad respecto al año pasado, lo que complica aún más la situación”, aclaró en diálogo con El Sol.
Costos fijos que no dan respiro
Uno de los factores que más presiona al sector son los alquileres con ajustes por Índice de Precios al Consumidor (el IPC, o la inflación propiamente dicha del Indec), el cual aumentó más del 15% en el primer semestre del 2025, sumado al incremento de los servicios básicos.
“Esto, junto con la menor rotación de mercadería, hace muy difícil sostener la actividad”, sostuvo Suárez.

El fin al kiosco tradicional
El modelo de kiosco tradicional, como eran denominados los que se centraban en las golosinas, cigarrillos y bebidas, poco a poco ha desaparecido en Mendoza. Para sobrevivir, muchos comerciantes reconvirtieron sus negocios en polirrubros, combinando la venta de artículos de librería, almacén, bar o incluso quiniela.
“En la actualidad con el kiosco tradicional no se pueden afrontar los costos fijos. Todos han tenido que diversificarse para subsistir”, ejemplificó el titular de la Cámara de Kiosqueros de la provincia.

Una crisis nacional
El relevamiento de la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA) confirmó que, a nivel nacional, la cantidad de kioscos activos cayó de 112.000 a 96.000 en un año. Mendoza, por su parte, no es la excepción y enfrentó un escenario en el que los cierres superan a las aperturas, poniendo en riesgo puestos de trabajo de atención al público.