De la mortalidad infantil registrada, alrededor del 30% se debe a malformaciones que podrían ser causa de consumos problemáticos.
El consumo problemático de sustancias psicoactivas durante el embarazo es uno de los ejes que están trabajando los efectores públicos de salud debido a la incidencia que tiene esa problemática en la mortalidad infantil. En el 2024, se registraron 18.541 nacimientos en Mendoza, de los cuales 139 fallecieron antes de cumplir el año elevando la tasa de 5,5 a 7,5. De esos fallecimientos, alrededor del 30% corresponden a malformaciones mientras que entre el 15 y 20% de los bebés internados en los servicios de neonatología del sistema público tienen dosajes positivos de tóxicos.
Las cifras de mortalidad infantil pusieron bajo la lupa una serie de problemáticas relacionadas a la adicción de sustancias por parte de las mujeres embarazadas, pero también de los hombres que fueron parte activa en la concepción de ese bebé . El consumo de marihuana, cocaína, crack, heroína, tabaco y alcohol, es uno de los ejes a abordar desde el sistema sanitario ya que, según los estudios realizados, podría ser una de las causas de las secuelas en los niños o -aún peor- su muerte antes de cumplir el año.
“Hablamos de la mujer pero el varón también participa en la embriogénesis de ese niño. Cuando consumís, hay interacciones a nivel de la formación porque el niño está formado por cromosomas maternos y cromosomas paternos. Todas las patologías que vos tengas como padre se las podés transmitir a tu hijo”, Natalia Courtis, directora de Maternidad e Infancia de Mendoza.
Los consumos problemáticos o adicciones son una de las causas de prematurez, que a su vez es una de las causas de la mortalidad infantil. “En los bebés fallecidos, la tasa o el número de malformaciones se mantiene más o menos en un 30%. En el caso de los bebés que dan dosaje positivo se observan trastornos de succión, llanto que no cesa, irritabilidad, temblores y una mala adaptación al entorno, algunos llegan a convulsionar”, manifestó el médico pediatra Valentín Barboza.
Una vez realizado el análisis, si el resultado del dosaje de sustancias es positivo, se realiza un abordaje interdisciplinario para contener a la madre y se monitorea de forma permanente al bebé.
“Las mamás siempre vuelven a los controles. Los consultorios de alto riesgo son para el seguimiento de esos chicos. Hay mamás que dicen ser conscientes de la situación y deciden no drogarse para restablecer la lactancia, se hacen controles periódicos semanales hasta que da negativo y se puede retomar la lactancia. También hay otras mamás que acuden a la leche de fórmula porque no están dispuestas a dejar ese consumo durante la lactancia, en esos casos se da intervención a un equipo interdisciplinario de salud mental y se trabaja con el área social”, manifestó Courtis.
“Los dosajes a las mujeres embarazadas nos van a permitir trabajar hoy con las causas inmediatas que están ocasionando, pero también reducir el daño en cuanto a las complicaciones inmediatas que van a tener los niños en la primera infancia que pueden ser trastornos del neurodesarrollo, trastornos del aprendizaje, el trastorno conductual, entre otros”, agregó la funcionaria.