Los especialistas destacan que reduce significativamente el número de inyecciones y permite que alcancen mejores resultados a largo plazo.

La hormona de crecimiento es esencial para la fuerza muscular y ósea y contribuye a regular los niveles de azúcar y tejido graso en el organismo y el déficit de la misma en los niños puede provocar un crecimiento lento desde edades tempranas, dando como resultado una estatura más baja de la esperada para su edad y sexo, mientras que otros síntomas pueden incluir una relativa mayor adiposidad, un menor tono muscular, disminución de la mineralización ósea y, en ocasiones, la erupción dental tardía.
Los síntomas del déficit de hormona de crecimiento en los niños suelen comenzar temprano, como en el periodo neonatal, o -más frecuentemente- en la infancia, con retardo en el crecimiento y la consiguiente baja estatura. La terapia de reemplazo con hormona de crecimiento fue durante décadas el estándar de tratamiento para mejorar los resultados de crecimiento, con un perfil de seguridad y eficacia bien establecidos.
Sin embargo, para muchos niños el tratamiento todavía requiere inyecciones diarias de hormona de crecimiento, lo que aumenta la carga que implica la enfermedad, interfiere en la vida cotidiana, reduce la adherencia y, en consecuencia, afecta los resultados clínicos.

Ahora, una nueva opción de hormona de crecimiento de administración semanal para el tratamiento del déficit de hormona de crecimiento en niños y niñas a partir de los 3 años de edad, adolescentes y adultos ya está aprobada por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT).
Se trata de Somapacitán, un análogo de hormona de crecimiento de acción prolongada, es una nueva molécula aprobada y demostró la misma eficacia y seguridad que la opción de aplicación diaria, pero con la diferencia significativa que representa ser de aplicación semanal, lo que reduce la carga del tratamiento a lo largo de los años.
“La principal dificultad en el tratamiento de cualquier enfermedad crónica es sostenerlo sistemáticamente en el tiempo. Pasar de una aplicación diaria a una semanal significa mucho más que comodidad: es una estrategia concreta para favorecer la adherencia y, con ello, contribuir a garantizar que los niños puedan alcanzar su máximo potencial de crecimiento (equivale a 313 días al año libres de inyecciones)”, destacó el Dr. Ignacio Bergadá.
El especialista, quien es médico endocrinólogo pediatra y vicedirector del CEDIE (Centro de Investigaciones Endocrinológicas) del Hospital de Niños ‘Ricardo Gutiérrez’, añadió: “Para graficar la importancia de la adherencia terapéutica, en el tratamiento con aplicaciones diarias, saltearse 1 aplicación por semana representa perderse 52 días de tratamiento en el año, lo que en 7 años equivale a perderse un año entero de tratamiento”.
En la misma línea, Inés Castellano, presidente de la asociación civil Creciendo, refirió que “los olvidos, cierta reticencia -sobre todo en la preadolescencia- y frustración pueden atentar contra el cumplimiento del tratamiento, y es importante que nada interfiera durante el tiempo que este se lleve adelante”.
El estudio REAL46 mostró que la velocidad de crecimiento anualizada (centímetros de crecimiento en un año) en niños con deficiencia de la hormona de crecimiento tratados con la nueva somapacitán -una vez por semana- no presentaba diferencias estadísticamente significativas en comparación con el tratamiento de administración diaria (11,2 cm/año versus 11,7 cm/año), con un perfil de seguridad similar al de las inyecciones diarias. Lo que sí se evidenció en el estudio fue la reducción de la carga del tratamiento.
Contar con tratamientos más amigables es solo una parte de la respuesta: la otra cara de la moneda sigue siendo el diagnóstico temprano y que los tratamientos se lleven a cabo de manera ininterrumpida. El déficit de hormona de crecimiento y otros trastornos relacionados muchas veces se detectan cuando la diferencia de estatura con los pares es evidente, lo que refleja que se perdió tiempo de tratamiento, pero también existe el diagnóstico temprano y oportuno cuando hay un correcto seguimiento y sospecha por el pediatra de cabecera.
Algunas señales que podrán despertar la sospecha de padres, pediatras y docentes son las siguientes (aplican tanto a niños como a niñas):
- Que el niño o niña sea notoriamente más bajo que sus compañeros/as de la misma edad.
- Que el talle de ropa o calzado no se modifica en el tiempo.
- Que un hermano/a menor lo supere en altura.
- Que frecuentemente lo confundan con alguien de menor edad.
En ocasiones, los cambios pueden ser tan sutiles que la familia no los percibe, pero el pediatra -mediante mediciones y comparación con las curvas de crecimiento- puede detectar desvíos. Por eso es tan importante llevar a los niños/as los controles periódicos de salud.
“A veces, los padres y madres piensan que su hijo/a ‘ya va a pegar el estirón’ o que ‘no crece porque ellos tampoco son altos’, pero si el profesional de la salud identifica el problema y se lo transmite a los padres durante la consulta médica, es más factible que caigan en la cuenta y es el primer paso para tomar las medidas adecuadas. También resulta muy importante no pasar por alto si nosotros, como padres, advertimos que no están creciendo correctamente. Debemos plantear al profesional nuestra inquietud y buscar ser escuchados”, dijo Castellanos.
Por su lado, el Dr. Bergadá indicó: “Mientras más temprano se diagnostica y comienza el tratamiento, más posibilidades hay de que el niño o niña alcance una estatura final dentro de su rango genético”.
Crecer en talla representa mucho más que ganar determinada cantidad de centímetros: también impacta positivamente en la autoestima, favorece el bienestar y una mejor calidad de vida, además de permitir una plena integración social y laboral.
“Más allá de la estigmatización, las miradas y los dedos que señalan, lamentablemente lo que nos rodea no está diseñado para alguien de talla por debajo del promedio: desde un mostrador de una dependencia pública, la barra de un restaurante, los botones del ascensor o las alacenas en cualquier cocina. Esto refleja que tenemos mucho que trabajar para la real inclusión de todos como sociedad. Igualmente, es fundamental tener en cuenta que no estamos hablando simplemente de ganar centímetros, sino de una cuestión de salud que requiere ser atendida”, concluyó Castellano.