La violencia contra migrantes venezolanos en Colombia y el cierre progresivo de las vías de regularización han agravado la vulnerabilidad de esta población en el último año, alertó en una entrevista con EFE la directora adjunta de Amnistía Internacional (AI) para Venezuela, Nastassja Rojas.

Según Rojas, las solicitudes de refugio, que presentan retrasos de hasta siete años, y el aumento de ataques contra defensores de derechos humanos han transformado el panorama y puesto el foco sobre la xenofobia y la violencia.
Uno de los casos más sonados ocurrió en octubre en un atentado en Bogotá contra los activistas de Amnistía Internacional Yendri Velásquez y Luis Alejandro Peche, ambos refugiados en Colombia tras denunciar persecución política en Venezuela.
En el ataque, en el que recibieron catorce disparos, “se confirmó la vulnerabilidad extrema de quienes huyen y no encuentran protección adecuada al cruzar la frontera”, explicó la líder de la ONG para el país caribeño.
Aunque el atentado generó un fuerte revuelo mediático, “el riesgo no desaparece cuando bajan las cámaras”, advirtió Rojas, quien señaló que desde las elecciones venezolanas de 2024 se ha experimentado un aumento de perfiles altamente perseguidos: defensores de derechos humanos, activistas, sindicalistas y periodistas.

A pesar de que Colombia acoge a más de 2,8 millones de venezolanos, la protección internacional “sigue sin ser adecuadamente reconocida”, afirmó la defensora, quien alertó de una “discriminación doble”: la xenofobia persistente en la sociedad colombiana y la discriminación desde las instituciones.
