Desde el Gobierno provincial aseguraron que el efecto negativo será “mínimo” y que un posible sobrestock podría “bajar los precios” para el consumo interno.

Foto ilustrativa.

El gobierno de Estados Unidos amplió el alcance de los aranceles del 50% al acero y al aluminio para incluir a 407 productos derivados, entre los que se encuentran sillas para bebés, maquinaria pesada, turbinas de viento, muebles y vagones. La medida, según referentes del sector, será “mínima” para Mendoza y que, a diferencia de lo que se piensa, podría traer un “efecto positivo” para el consumo local

“Esta acción cierra vías para la evasión de los aranceles e impulsa a las industrias del acero y el aluminio de Estados Unidos”, explicó Jeffrey Kessler, subsecretario de Comercio para la Industria y la Seguridad del país norteamericano.

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En la provincia, por su parte, el efecto sería acotado. Incluso, el ministro de Producción, Rodolfo Vargas Arizu señaló que son pocas las firmas mendocinas dedicadas al acero y aluminio, y que ya están acostumbradas a lidiar con impuestos de este tipo.

“Se trata de un rubro que no representa un gran movimiento de la actividad económica provincial, además de ser un mercado cerrado. No tendrá un efecto negativo profundo”, sostuvo el funcionario en diálogo con El Sol.

Entre las compañías locales destacan ACSA Mining, proveedora de piezas de acero fundido para la industria minera y naval; Tassaroli, con base en San Rafael y fuerte presencia en el sector energético; Flour Service, de capital extranjero, con proyectos industriales en la provincia y Himan Aceros.

Para Julio Totero, presidente de Sur Técnica SA y referente de la industria metalmecánica, la medida tendrá un efecto tanto positivo como negativo. Uno de los detalles es que las empresas que exportan productos terminados a Estados Unidos, dejarán de ser competitivas.

Sin embargo, como contrapunto, esto significaría algo “positivo” para el mercado interno, ya que podría generarse un “sobre stock” de bienes que se redirigirá al consumo local, con una eventual baja de precios.

“Esto no es algo dirigido contra Argentina, sino parte de la defensa de Estados Unidos frente a la invasión de productos chinos. Lo más importante es que el país retome convenios bilaterales con EE.UU. para no perder espacio en ese mercado”, advirtió Totero.

El juego político y económico de Trump

A nivel nacional, Argentina finalizó el 2024 con un superávit comercial de USD 229 millones con Estados Unidos. Las exportaciones alcanzaron USD 6.454 millones, un 14% más que en 2023, mientras que las importaciones cayeron un 27,9%.

Javier Milei junto al presidente de los Estados Unidos, Donald Trump.

Con estos datos, Vargas Arizu advirtió que la estrategia de Trump buscó presionar a la Argentina para negociar otras condiciones impositivas. “Estamos en un tire y afloje. Lo que busca Trump al mantener estos aranceles es poder negociar otros impuestos. Argentina mantiene muchas protecciones, como en la industria automotriz”, explicó.

El ministro deslizó que una posible salida sería avanzar hacia un tratado de libre comercio, aunque reconoció que esto exigiría la eliminación recíproca de barreras arancelarias.

“Esto no es algo dirigido contra Argentina, sino parte de la defensa de Estados Unidos frente a la invasión de productos chinos. Lo más importante es que el país retome convenios bilaterales con EE.UU. para no perder espacio en ese mercado”, advirtió Totero.

Las exportaciones argentinas en juego

Entre 2004 y 2024, la Argentina exportó en promedio USD 3.289 millones anuales en aluminio, hierro, acero y sus manufacturas. El 21% de ese volumen (unos USD 657 millones anuales) tuvo como destino Estados Unidos, lo que equivale al 43% de las compras estadounidenses de aluminio argentino.

Esto refleja que, aunque Mendoza no dependa en gran medida de estas exportaciones, a nivel nacional el nuevo esquema de aranceles podría poner en tensión la relación comercial con el gigante americano y obligar a una redefinición de la estrategia exportadora argentina.

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