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Un preocupante informe elaborado por profesionales de la Dirección de Estadísticas e Investigaciones Económicas (DEIE) de Mendoza revela que el 52,3% de los hogares de la provincia experimentó algún nivel de inseguridad alimentaria.

Esta dura realidad se ve significativamente agravada en hogares con mujeres como único sostén, en zonas rurales, con bajos niveles educativos de los adultos y con niños, niñas y adolescentes a cargo. Las conclusiones de este estudio fueron presentadas en el 1.º Conversatorio “Por un país sin hambre, estrategias para lograr la seguridad alimentaria en Mendoza”, organizado por el Banco de Alimentos Mendoza.

La metodología del estudio

Las especialistas de la DEIE, Laura San Martín y Claudia Bello, presentaron los hallazgos del informe sobre inseguridad alimentaria, incorporado como un módulo en la Encuesta de Condiciones de Vida 2023. Su análisis se centró en la dimensión del acceso a los alimentos, tomando como marco la Agenda 2030 de la ONU y sus objetivos de erradicar la pobreza y el hambre.

A través de ocho preguntas específicas en la encuesta, lograron determinar la prevalencia y el grado de inseguridad alimentaria en los hogares mendocinos. Estas preguntas indagaron sobre la preocupación por la falta de alimentos, la imposibilidad de comer alimentos nutritivos, la poca variedad en la dieta, la necesidad de saltarse comidas, comer menos de lo necesario, quedarse sin alimentos, sentir hambre sin comer y dejar de comer durante todo un día.

Las conclusiones del informe de la DEIE publicado en 2024 revelaron que mientras el 47,7% de los hogares no presentó inseguridad alimentaria, un alarmante 52,3% sí la experimentó en sus niveles leve (27,2%), moderado (27,2%) y severo (13,1%).

San Martín destacó que diversos factores exacerban esta problemática: los hogares liderados por mujeres mostraron una mayor prevalencia de inseguridad alimentaria, al igual que aquellos con niños, niñas y adolescentes, donde el problema tendía a manifestarse en sus formas más graves. La zona de residencia también resultó determinante, con una brecha de 10 puntos porcentuales entre la inseguridad alimentaria en zonas urbanas (23%) y rurales (33%).

Finalmente, el informe de la DEIE identificó otras variables significativas, ya que la inseguridad alimentaria aumenta a medida que disminuye el nivel educativo de los adultos del hogar, debido a las menores oportunidades laborales y al menor conocimiento sobre nutrición.

Asimismo, el nivel de ingresos del hogar influye directamente en la capacidad de diversificar la dieta e incluir alimentos nutritivos, siendo común en hogares con bajos ingresos recurrir a dietas basadas en carbohidratos económicos pero pobres en otros nutrientes, lo que incrementa el riesgo de malnutrición en la población mendocina.

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