La entidad resaltó los efectos a nivel local del endurecimiento de la política comercial estadounidense y puso de manifiesto los desafíos estructurales que se enfrentan para capitalizar el nuevo contexto
Javier Milei y Donald Trump – crédito @JMilei/X
La Cámara de Comercio de Estados Unidos en Argentina (AmCham) analizó el nuevo esquema arancelario adoptado por el gobierno de Donald Trump, que desde abril impuso un arancel base del 10% a todas las importaciones del país, junto con recargos adicionales de hasta el 50% para 60 países, y su impacto a nivel local. Aseguran que representa una oportunidad para el comercio exterior argentino si se logra capitalizar el nuevo contexto, mientras que se negocia un acuerdo bilateral.
Estas medidas, implementadas en etapas y sujetas a modificaciones temporales para países como China, Canadá y México, marcan una vuelta al proteccionismo económico, con fundamentos en razones comerciales, judiciales y de seguridad nacional. Aunque algunos aranceles fueron suspendidos provisionalmente, el arancel base permanece vigente y ya afecta las relaciones comerciales bilaterales de EE.UU, incluso con socios estratégicos.Aunque algunos aranceles fueron suspendidos provisionalmente, el arancel base permanece vigente. REUTERS/Ken Cedeno
De acuerdo al informe, las consecuencias van desde distorsiones en las cadenas globales de valor y desvíos comerciales hasta un posible impacto macroeconómico negativo, con menor demanda, desaceleración del crecimiento y aumento del riesgo financiero. La política también genera presiones geopolíticas, como en el caso de China, Japón o la Unión Europea, y obliga a los países y empresas a reconfigurar sus estrategias de inversión y comercio exterior en función de nuevos criterios de competitividad y aranceles diferenciales.
En el actual contexto de mayor incertidumbre global, caracterizado por una menor relevancia de los marcos multilaterales tradicionales, AmCham señala que Argentina podría verse beneficiada ante nuevas oportunidades en el comercio internacional.
Sucede que “el escenario vigente impulsa una reconfiguración de las cadenas de valor, un incremento en la generación de acuerdos bilaterales y una mayor demanda de proveedores alternativos, en línea con las tendencias emergentes fijadas por los Estados Unidos de nearshoring y friendshoring”.
Frente a este quiebre en la lógica tradicional del comercio, la competitividad relativa argentina, combinada con ventajas sectoriales como la agroindustria, las energías renovables y la biotecnología, puede posicionar al país como un actor clave en los nuevos flujos comerciales y de inversión.
Por ello, “nuestro país se enfrenta al desafío estratégico de captar inversiones, rediseñar esquemas productivos y aprovechar las distorsiones comerciales para ganar presencia en mercados hoy abastecidos por economías afectadas por los aranceles”, resaltan.Según AmCham, “el escenario vigente impulsa una reconfiguración de las cadenas de valor”. REUTERS/Thilo Schmuelgen
Ahora bien, más allá del corto plazo, consideran que el verdadero salto estructural dependerá del desarrollo de ecosistemas exportadores dinámicos, capaces de transformar el perfil productivo del país.
El potencial exportador de Argentina se concentra en cuatro sectores principales: Agroindustria, Minería, Oil & Gas y Transformación Digital e Innovación.
De hecho, según un estudio de la consultora ABECEB, se espera que para 2033, estas industrias representen más de USD 128.000 millones en exportaciones, lo que puede implicar un cambio profundo en la matriz económica argentina:
- La agroindustria, con avances en AgTech y FoodTech, podría consolidarse como un actor clave en la exportación de cereales y productos de economías regionales, alcanzando ingresos superiores a 43.000 millones de dólares para 2033.
- El sector de oil & gas, con Vaca Muerta como eje central, tiene el potencial de multiplicar sus exportaciones por siete, generando alrededor de 36.000 millones de dólares en divisas, al ser la segunda mayor cuenca no convencional, con niveles de productividad comparables a los del Permian en Estados Unidos.
- La transformación digital y la innovación, respaldadas por un ecosistema creciente de empresas tecnológicas y avances en biotecnología e inteligencia artificial, podrían consolidarse como un hub regional de conocimiento y exportación de servicios intensivos en talento, aportando cerca de 33.000 millones de dólares.
- La minería, apoyada en yacimientos de cobre y litio con reservas de clase mundial, proyecta un crecimiento que podría cuadruplicar los niveles actuales, alcanzando exportaciones por 16.000 millones de dólares hacia 2033.
“La estabilidad macroeconómica del país dependerá en gran parte del desarrollo sostenido de estos sectores. En efecto, los demás sectores deberán reinventarse mediante una profunda transformación de su modelo de negocio para integrarse de forma competitiva al nuevo orden internacional. En un mundo más fragmentado, incierto y competitivo, Argentina tiene las condiciones para ser protagonista. Pero eso exige reglas claras, seguridad jurídica y un avance sostenido hacia mayores niveles de competitividad”, manifestó AmCham.
En tanto, afirman que la reconfiguración del comercio global y el surgimiento de nuevas oportunidades para países proveedores de materias primas, servicios y tecnología imponen a Argentina un desafío estructural: “construir un entorno competitivo que permita captar inversiones productivas, con reglas claras y marcos regulatorios alineados a estándares internacionales”.
En ese sentido, hay 5 pilares fundamentales:
- Estabilidad macroeconómica
- Institucionalidad
- Seguridad jurídica
- Acceso fluido al mercado de capitales
- Reducción del riesgo país
“Sin estos atributos, incluso sectores con alto potencial —como la agroindustria, minería, energía o servicios basados en conocimiento— enfrentarán restricciones concretas para escalar en su capacidad exportadora”, advierte AmCham.
Para la entidad se debe avanzar en las siguientes medidas y desafíos:
• Libre acceso al mercado de cambios para el giro de dividendos, regalías o la cancelación de deudas comerciales o financieras.
• La elevada presión tributaria, mediante una reforma integral que simplifique, modernice y reduzca sensiblemente la misma.
• La inestabilidad regulatoria generada por el efecto péndulo (los actores políticos, sindicales, empresariales y la sociedad en su conjunto deben acordar un modelo de país y, a partir de ello, el establecimiento de políticas de largo plazo).
• El escaso desarrollo en infraestructura que afecta sensiblemente los costos vinculados a la logística, transporte, etc.
• Implementar un sistema laboral que sea adecuado a las actuales o futuras relaciones del trabajo.
“Superar estas barreras exigirá una agenda proactiva de reformas. Esto incluye la modernización del régimen laboral —para promover la formalización y reducir la litigiosidad—, un plan integral de infraestructura logística y digital, y un esquema de incentivos a la inversión privada, que garantice beneficios fiscales, aduaneros y cambiarios con horizonte de largo plazo”, indica AmCham.
“En esa línea, la negociación de acuerdos bilaterales que contemplen aranceles cero bajo reciprocidad en materia tributaria, protección robusta de la propiedad intelectual y procesos regulatorios ágiles y equitativos, será clave para facilitar la inserción de Argentina como un actor principal en el mercado global”, añaden.