Los especialistas que operan desde el sur mendocino publicaron una investigación fundamental que refuta la idea de que haya partículas ‘imposibles’ atravesando la Tierra y desmintieron que haya misteriosas ondas de radio debajo del horizonte.

Un enigma científico global que nació en la Antártida, con extrañas señales captadas bajo el hielo, está siendo desentrañado gracias al aporte del Observatorio Pierre Auger de Malargüe.

Científicos que operan en el sur mendocino publicaron un estudio crucial que descarta una de las hipótesis más audaces sobre el origen de estas misteriosas ondas de radio. De esta manera, los resultados del Auger contradicen la idea de que se hayan emitido las misteriosas ondas de radio, ya que tendrían que haberse detectado decenas de eventos de partículas que vienen “de abajo hacia arriba”.

El fenómeno se remonta a observaciones del experimento ANITA (Antarctic Impulsive Transient Antenna), que utiliza globos equipados con antenas de radio sobrevolando la Antártida. Hace algunos años, ANITA detectó lo que parecían ser “cascadas de partículas” que venían desde abajo del horizonte, desafiando la lógica conocida de la física.

Lo que parece que observaron son cascadas de partículas viniendo desde abajo, a unos 30 grados debajo del horizonte“, explicó a El Sol Esteban Roulet, investigador del CONICET en el Centro Atómico Bariloche (CNEA) y miembro del Observatorio Pierre Auger.

El problema radica en que, según las leyes de la física, partículas con la energía necesaria para producir tales señales deberían ser absorbidas por la Tierra al intentar atravesar los miles de kilómetros de roca.

A esas energías, incluso un neutrino, que casi no interactúa a bajas energías, debería ser absorbido por la Tierra“, detalló Roulet.

Descartando la hipótesis “imposible”

El Pierre Auger, ubicado en Malargüe y operativo desde 2004, jugó un papel decisivo en la investigación. Con su vasta extensión de 3.000 kilómetros cuadrados, este observatorio es el más grande del mundo para el estudio de rayos cósmicos de ultra-alta energía.

Los científicos del Auger se plantearon la siguiente pregunta: si las señales anómalas de ANITA (que sugieren partículas atravesando la Tierra de “abajo para arriba”) fueran reales, el Observatorio de Malargüe, con su escala y tiempo de operación, debería haber detectado decenas de eventos similares.

Pierre Auger. imagen ilustrativa.

Un estudio reciente, fruto de la colaboración internacional del Observatorio Auger (que reúne a 90 instituciones de 17 países), buscó específicamente estas señales.

“Analizando nuestros datos, no encontramos eventos como los de ANITA. Y ese es el resultado que publicó Auger recientemente“, afirmó Roulet.

Por otro lado, sostuvo que el equipo detectó un único evento de este tipo, el cual es “consistente con el fondo esperado debido a las incertezas experimentales“, lo que les permite ser categóricos: “Esto descarta la posibilidad de que las observaciones de ANITA fueran debidas a partículas que atravesaron la Tierra”.

Continúa el enigma, pero con nuevas pistas

El resultado del Observatorio Pierre Auger no resuelve el misterio de las señales de la Antártida, pero sí elimina una de las explicaciones más disruptivas que se habían planteado. Ahora, la ciencia se enfocará en buscar otras causas.

Habrá que tratar de entender qué tipo de fenómenos produjo las señales observadas por ANITA, y si pueden deberse por ejemplo a una reflexión anómala de las ondas de radio en la superficie del hielo o algún otro fenómeno que no se haya tenido en cuenta”, concluyó Roulet.

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