Bangkok, 17 nov (EFE).- Cientos de miles de personas protestan este lunes en Filipinas contra la corrupción por segundo día consecutivo, mientras la Justicia investiga la presunta malversación de millones de dólares en planes de infraestructuras inexistentes o defectuosos para controlar inundaciones.

Convocadas por la influyente comunidad cristiana Iglesia Ni Cristo (INC), unas 200.000 manifestantes se unieron hoy a partir de las 14:00 hora local (6:00 GMT) a la llamada Marcha por la Transparencia y una Mejor Democracia, que durará hasta el martes en la capital filipina, según la Oficina de Gestión y Reducción de Riesgo de Desastres de Manila.
Miles de manifestantes, algunos de ellos procedentes de otras provincias, equipados con colchonetas y tiendas de campaña, pasaron la noche en la Tribuna Quirino de Manila, punto de referencia de la ciudad y donde ha sido convocada la protesta, muestran medios locales.
La Policía de Filipinas informó de que los agentes desplegados estarían equipados con cámaras corporales para garantizar la transparencia y la rendición de cuentas, recogió la cadena ABS-CBN, después de meses de agitación social en varios países de Asia, entre ellos Nepal e Indonesia.
La Iniciativa del Pueblo Unido (UPI), compuesta por miembros de diversos sectores, principalmente militares retirados, celebró una concentración anticorrupción paralela en Ciudad Quezón, con menor afluencia, según el mismo medio.
Las autoridades no han informado por ahora de incidentes violentos y prevén este lunes mayor participación en las protestas que la víspera, cuando se registró la asistencia de más de 600.000 personas.
Las protestas contra «proyectos fantasma» de control de inundaciones, que habrían causado pérdidas al erario público de 1.771 millones de euros solo en los últimos dos años, han sido objetivo recurrente de reivindicaciones en Filipinas los últimos meses.
Respaldados por el presidente Ferdinand Marcos Jr., quien mandó investigar dichos proyectos, y por la influyente Iglesia católica del archipiélago, miles de personas salieron a finales de septiembre a las calles de Manila y otras ciudades filipinas por el mismo motivo.
Previamente, concentraciones anticorrupción provocaron la caída de los líderes de las dos cámaras del Congreso filipino.
La comunidad INC es conocida por su carácter sectario y sus estrictas normas, hasta el punto de que sus 2,8 millones de seguidores, según el censo de 2020, votan en bloque según les marcan sus líderes, y los políticos se disputan su apoyo.
El influyente grupo, que representa a la tercera religión del archipiélago por detrás del catolicismo (80 % de la población) y el islam (6,4 %), convocó en enero una protesta contra los procesos de destitución a los que se enfrenta la vicepresidenta filipina, Sara Duterte, en plena ruptura con Marcos Jr. EFE
