Mendoza es una zona de elevada peligrosidad sísmica, por lo que sus edificaciones deben seguir rigurosas normativas. ¿Cómo deben ser las construcciones?

El pasado 20 de marzo se conmemoró el Día de la Prevención Sísmica en la provincia de Mendoza con motivo del mayor terremoto en la historia local que tuvo lugar en 1861. En esta fecha, se recuerda la devastación que sufrió la ciudad y se llama a la sociedad a tomar conciencia, debido a que nos encontramos en una zona de “elevada” peligrosidad sísmica.

Ubicada en una zona con diversos niveles de riesgo sísmico, la provincia cuenta con viviendas y construcciones resistentes desde antaño. “Si hacemos un repaso, nuestros primeros habitantes en la región ya vivían en casas antisísmicas”, detalla el profesor, licenciado y doctor Daniel Grilli.Lee además

“Antiguamente, las paredes de los ranchos eran de quincha: dos bloques de madera colocados enfrentados, entre los que se tendía una serie de alambres, se colocan espinas o plantas con muchas espinas, y luego se los revocaba con barro. Esto resultaba en una pared muy finita, aislante y, en los movimientos sísmicos, esa se mueve. No es una pared fija, entonces no se produce el quiebre o la rotura de las vigas“, explica.

Ejemplo de una construcción de quincha, utilizada por los primeros pobladores de Mendoza para resistir los movimientos sísmicos.

Ejemplo de una construcción de quincha, utilizada por los primeros pobladores de Mendoza para resistir los movimientos sísmicos.

Con esta conciencia siempre presente -y la ocurrencia de terremotos de gran magnitud que ocasionaron pérdidas materiales y de vidas-Mendoza fue corrigiendo los parámetros locales de construcción. “Con el tiempo, el adobe comenzó a imponerse hasta que empezó a instaurarse el sistema de construcción antisísmica con ladrillos, cemento o hierro”, continúa Grilli.

“Lo avanzado que tenemos ahora es la construcción en seco, con paneles (o rodillos) que se van colocando y permiten la fluctuación de las edificaciones” ante movimientos telúricos, completa el académico y remarca que, en la provincia, la “construcción antisísmica tiene parámetros bastante exigentes”.

Construcción antisísmica en Mendoza: qué normativas rigen en la provincia

La seguridad estructural de las edificaciones mendocinas es de vital importancia. A lo largo de los años, se implementaron normativas específicas para garantizar que las construcciones sean resistentes ante un terremoto.

De acuerdo con Matías Dalla Torre, titular de la Dirección de Planificación perteneciente a la Subsecretaría de Infraestructura y Desarrollo Territorial, aquí se aplica el Reglamento Argentino para Construcciones Sismorresistentes determinado por el INPRES (Instituto Nacional de Prevención Sísmica) y el CIRSOC (Centro de Investigación de los Reglamentos Nacionales de Seguridad para las Obras Civiles).

“Este último tiene por misión la investigación, desarrollo, actualización y difusión de los reglamentos y códigos que regulan la seguridaddurabilidad calidad de las estructuras y construcciones que se hacen en Argentina”, puntualizó a Sitio Andino.

En la regulación “se definen los términos más usados relacionados con las cargas permanentes y las sobrecargas de diseño”, así como se indican los “valores mínimos a tener en cuenta en el cálculo de edificios y otras estructuras para que las obras sean resistentes frente al paso de ondas sísmicas” continúa. Todo esto en función de las intensidades máximas esperadas en cada región y los tipos de suelo.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Prevención Sísmica (INPRES), el norte de Mendoza se ubica en una zona 4 con “muy elevada” peligrosidad -esto abarca Las Heras, parte de Lavalle, Capital, Godoy Cruz, Luján de Cuyo, Guaymallén, Maipú, San Martín y Junín-. La región central es considerada zona 2 (moderada) y 3 (elevada). En el sur de Malargüe hay una peligrosidad “reducida”.

Asimismo, el funcionario hace una salvedad: “Por Ley Orgánica de Municipios N°1079, la regulación y el control de las obras de construcción son competencia de los gobiernos locales y estas disposiciones están plasmadas en los códigos de construcción municipales”.

Por este motivo, las edificaciones deben cumplir con normativas antisísmicas estrictas y, si bien el Código de Edificación Provincial exige que todas las construcciones nuevas cumplan con estándares de resistencia sísmica, “la preparación varía según la antigüedad de las construcciones y el cumplimiento efectivo” de los lineamientos, subraya Dalla Torre.

Además, pese a que el reglamento INPRES-CIRSOC se va actualizando, “uno de los principales problemas es que algunos municipios aún exigen versiones antiguas, lo que deja en evidencia la falta de uniformidad en la aplicación de las normas”.

Desafíos pendientes: buscan unificar los códigos de edificación

Como bien explica el titular de Planificación provincial, aún persisten desafíos como la falta de unificación de los códigos de edificación entre municipios y la existencia de construcciones que no cumplen con las reglamentaciones vigentes.

En este sentido, Dalla Torre precisa que desde hace varios años se está trabajando en la unificación de los códigos de construcción a fin de aunar criterios en todo el proceso de la obras ya sea; presentación, inspección y aprobación. Con esto se busca:

  • Simplificación administrativa;
  • Unificación de criterios en los procesos administrativos de presentación;
  • Actualización de la reglamentación del sistema contra incendio;
  • Nuevos abordajes para instalaciones eléctricas y sanitarias;
  • Incorporar y unificar criterios para impulsar la construcción sustentable.

“Desde la Dirección de Planificación se han conformado distintas mesas de trabajo en las cuales, todos los miércoles, se trabaja con los gobiernos locales para lograr la unificación de los códigos”, indicó, y anticipó que esperan tener una propuesta para fin de año.

Por otro lado, Dalla Torre también señaló que la provincia cuenta con un “alto porcentaje de viviendas construidas clandestinamente”, lo que da cuenta que no se ha “cumplido con los estándares y los controles pertinentes”.

Un relevamiento realizado a fines del año pasado por la Administración Tributaria Mendoza (ATM) detectó 18.000.000 de metros cuadrados construidos sin declarar, de los cuales 1.995.575 se ubican en determinados barrios privados; y 29,64% de las parcelas que en 2024 figuran como baldíos poseen mejoras sin declarar.

“Mendoza cuenta con normativas modernas y ha mejorado su infraestructura, pero aún hay edificaciones vulnerables. Un sismo de gran magnitud podría generar daños importantes, especialmente en construcciones antiguas o informales”.

A pesar de lo expuesto, la provincia ha avanzado en la implementación de herramientas para mejorar la planificación territorial y el control de las edificaciones. Un ejemplo de ello es el Sistema de Información Territorial, que permite acceder a datos clave como normativas, indicadores urbanos e incluso un mapa de fallas sísmicas activas (ejemplo adjunto).

Esta herramienta ayuda a tomar decisiones más informadas en cuanto a la ubicación y el diseño de nuevas construcciones. “Es muy importante que Mendoza siga avanzando con un proceso de Gestión de riesgos y desastre frente a este tipo de problemas“, concluye el funcionario.

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