La histórica planta, operativa desde 1939, cerrará sus puertas el 1 de enero. Denuncias de vaciamiento, despidos, disputas con el gremio y un posible traslado.
La planta de Dánica ubicada en la localidad de Llavallol, provincia de Buenos Aires, un emblema industrial en la zona desde 1939, enfrenta el fin de sus operaciones programado para el próximo 1 de enero. La decisión, tomada por el Grupo Beltrán, propietario de la empresa desde 2018, se encuadra dentro de la disminución de la demanda y problemas económicos de la compañía. La medida dejaría a 150 trabajadores sin empleo.
Los representantes sindicales del Sindicato de Obreros y Empleados de la Industria del Aceite (SOEIA) acusan al Grupo Beltrán de haber llevado a cabo un vaciamiento progresivo de la planta. Según el gremio, la empresa habría dejado de abastecerse de insumos y repuestos clave, lo que paralizó la producción. Esta estrategia, sumada a la implementación de retiros voluntarios y el traslado de mercadería a otras sedes, refuerza las sospechas de que la intención sería centralizar las operaciones en su planta de Córdoba.
En este marco, este jueves el gremio volverá a tener una audiencia con la empresa porque en definitiva busca revertir la decisión de cierre y retomar las actividades. Algo que por el momento no parece ser una opción para el Grupo Beltrán.
El clima de tensión aumentó cuando la empresa propuso indemnizar a los trabajadores despedidos con la mitad de lo que estipula la ley, amparándose en la disminución de la demanda como causa no imputable al empleador. Ante el rechazo de los empleados y tras varias audiencias en el Ministerio de Trabajo de la provincia de Buenos Aires, se logró que el Grupo Beltrán acepte pagar la totalidad de las indemnizaciones, aunque fraccionadas en cuotas, lo que no termina de satisfacer las expectativas de los trabajadores.
El Grupo Beltrán, conocido principalmente por ser una de las principales firmas de faena de capitales nacionales con ocho frigoríficos, adquirió Dánica en 2018 con la promesa de revitalizar la marca. Sin embargo, desde entonces, los empleados han denunciado una serie de conflictos laborales que incluyen intentos de cambiar el convenio colectivo de aceiteros al de alimentación, con condiciones laborales menos beneficiosas. Este patrón ya fue aplicado en la planta de Córdoba, donde la empresa cerró y reabrió contratando nuevos trabajadores bajo un convenio diferente.
Como antecedente, la empresa cerró otra de sus plantas localizada en la provincia de San Luis en noviembre del año pasado y en ese momento culpó al gremio y a la falta de apoyo provincial para sostener las fuentes de trabajo.
Lo cierto es que la situación en Dánica refleja una problemática más amplia en el sector industrial argentino, donde las empresas buscan reducir costos laborales en un contexto económico desafiante, mientras los trabajadores luchan por mantener sus derechos y condiciones laborales.
A medida que se acerca la fecha de cierre, la incertidumbre y el descontento crecen entre los empleados y la comunidad de Llavallol. La falta de claridad sobre el futuro de los trabajadores y el impacto económico en la región plantea interrogantes sobre las políticas industriales y laborales en Argentina.