El Senasa declaró el alerta fitosanitaria por orobanche cumana hasta el 31 de mayo de 2027. Es una plaga parásita que aún no se detectó en Argentina, pero sí en Bolivia, y es una grave amenaza para el girasol.
El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) declaró este viernes el alerta fitosanitaria para todo el territorio nacional con respecto a Orobanche cumana.
Se trata de una maleza plaga cuarentenaria ausente en la Argentina, denominada vulgarmente “jopo”, pero detectada recientemente en Bolivia.
Representa un gran riesgo para el cultivo de girasol, por las pérdidas que puede generar en la producción de granos y semillas, incrementando los costos de producción y con impactos negativos en el comercio nacional e internacional.
Así lo estableció el Senasa en la Resolución 1347/2024 publicada en el Boletín Oficial, en la que se especifica que el plazo del alerta es hasta el 31 de mayo de 2027.
“Tiene por objetivo fortalecer las acciones interinstitucionales público-privadas para determinar la situación de la plaga en el país, lograr una respuesta rápida ante una eventual detección y poner en conocimiento de la situación a investigadores, productores y a la sociedad en general”, señalaron desde Senasa.
ALERTA FITOSANITARIA POR OROBANCHE CUMANA
En ese sentido, la resolución del organismo sanitario establece las medidas de prevención, detección, contención y erradicación de la maleza, así como también la denuncia obligatoria ante la detección de la presencia y/o daños sospechosos.
Asimismo, se crea el Comité Técnico Interinstitucional sobre Orobanche cumana, que será liderado por la Dirección Nacional de Protección Vegetal del Senasa, para coordinar acciones, compartir conocimientos, definir procedimientos fitosanitarios y estrategias para la prevención, control y/o manejo de la plaga.
Cabe recordar que se trata de una planta parásita que se alimenta a partir del agua y de los nutrientes que extrae del girasol, provocando su muerte.
Como se mencionó, si bien es una plaga ausente para Argentina, se encuentra presente en Bolivia y ello aumenta potencialmente el riesgo de ingreso a nuestro país.
Su dispersión se realiza a través de sus diminutas semillas, las cuales pueden trasladarse a través del viento, el agua, o adheridas a animales o al calzado, vestimenta de personas que transitan por áreas afectadas con la maleza, así como también en maquinarias o herramientas utilizadas en diferentes etapas del cultivo, como la cosecha o el procesamiento de granos o semillas.
Para prevenir su ingreso, el Senasa tiene establecidos requisitos fitosanitarios específicos para la importación de semillas de países con presencia de la plaga.
Ante la sospecha de presencia de la maleza, quienes la detecten deben acercarse a la Oficina Local del Senasa más cercana o bien contactarse a través de los medios de comunicación oficiales de este organismo sanitario.