El servicio de correo postal del país ha detectado un aumento del envío de postales este verano, aunque el año pasado se registró un descenso generalizado.
Vuelven las postales. Aunque el servicio postal está en declive desde la llegada de las nuevas tecnologías y cada vez menos personas envían cartas, una nueva moda ha revitalizado el trabajo de los carteros.
En España, existen incluso casas de postales en ciudades de Madrid. Son centros con cientos de miles de postales, algunas incluso de otras épocas. Los coleccionistas pueden llegar a pagar una fortuna por tarjetas inéditas.
La principal empresa de correos belga ha detectado un aumento del envío de tarjetas postales este verano. Parece que el encanto vintage de esta forma centenaria de comunicación ha vuelto a seducir a los belgas.
“Es un objeto un poco retro. Es cierto que mi generación podría pensar que usamos menos las postales pero son objetos físicos que guardamos, así que también son un recuerdo para la persona que la recibe“, dice un usuario del servicio de correos.
“Para mí, es muy importante capturar ese momento y compartirlo con la persona. Y sí, para mí es una cuestión de emociones, un recuerdo de la infancia“, explica una mujer que sigue enviando postales.
Tecnología punta para el envío de postales
Aunque las postales sean antiguas, su recorrido hasta el buzón depende en gran medida de los ordenadores y la tecnología punta. Las máquinas clasificadoras son capaces de procesar y empaquetar entre 25.000 y 30.000 envíos por hora.
Mathieu Goedefroy, portavoz de la empresa de correos belga, asegura que no diferencian “entre tarjetas postales y correo normal, como las cartas. Pero cada año registramos un descenso de entre el 5% y el 10%”.
“El año pasado, el descenso fue del 8,4%”, añade, lo que significa que sí se está dejando de usar esta servicio aunque los nostálgicos sigan usándolo y haya habido un repunte este verano.