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El crecimiento explosivo de Erick pone de relieve la rápida intensificación de las tormentas provocada por el aumento de la temperatura marina.
El huracán Erick ha tocado tierra este jueves en la costa pacífica de México, con un impacto más leve de lo previsto. Su entrada se ha producido cerca de la línea divisoria entre Oaxaca y Guerrero, y actualmente avanza hacia el noroeste por el interior de este último estado. Con vientos que superan los 200 kilómetros por hora y clasificado como categoría 3, se espera que el fenómeno pierda fuerza gradualmente al acercarse a zonas montañosas y se disipe por completo a lo largo del viernes.
Por el momento, no se registran víctimas mortales, desaparecidos o daños significativos en una zona costera de gran afluencia, con centros vacacionales de importancia como Acapulco o Puerto Escondido. La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, declaró el miércoles en un vídeo que todas las actividades en la región quedaban suspendidas e instó a las personas a quedarse en sus casas o trasladarse a refugios en caso de ser necesario.
Predecir la evolución de estos huracanes se ha vuelto cada vez más difícil. A primera hora del jueves, Erick aún era un huracán “extremadamente peligroso” de categoría 4, con vientos de hasta 230 km/h, hasta su degradación al tocar la costa. Este tipo de intensificación rápida se ha vuelto más común con un clima más cálido, especialmente en el Atlántico y cerca de Estados Unidos.
Según el Centro Nacional de Huracanes, el año pasado se produjeron 34 casos de intensificación rápida, que se dan cuando una tormenta alcanza al menos 56 km/h en 24 horas. Esta cifra dobló la media estadística, lo cual dificultó las previsiones de los meteorólogos. Erick ganó unas 80 km/h en solo 18 horas según se acercaba a la costa.