El agro usa el 83% del agua. Ante la escasez, la eficiencia será clave. Cómo se controlará el uso de PSJ Cobre Mendocino y la no afectación del recurso

Con la ratificación de la Declaración de Impacto Ambiental del proyecto PSJ Cobre Mendocino, un nuevo jugador se suma al mapa del uso del agua en Mendoza: la minería, que hoy representa el 0% del consumo hídrico.
Actualmente, el 83% del agua está destinada a la agricultura y el 11% al uso que de ella hace la población. Desde el Departamento General de Irrigación advierten que, ante la nueva normalidad de escasez en la provincia, la clave será el uso eficiente del recurso y la prevención de impactos.
El 6% restante se distribuyó durante la última temporada entre el uso público (2%), el recreativo/ambiental (2%), el petrolero (1%) y el industrial (1%).

Cuando PSJ Cobre Mendocino entre en operación –lo que podría suceder dentro de tres años-, su uso del recurso hídrico pasará a engrosar el ítem industrial, que hoy está copado por una base agrícola compuesta por bodegas y secaderos, además del que hacen frigoríficos y papeleras.
Sin embargo, dado que el proyecto minero de extracción de cobre en Uspallata utilizará agua proveniente del arroyo El Tigre, su fuente no está incluida en el cálculo de base así que será difícil contar con una medición precisa respecto del total.
El uso minero del agua
Según el informe de impacto ambiental –aprobado en sede administrativa y ratificado por la Legislatura-, PSJ Cobre Mendocino necesitará para operar 141 l/s de agua fresca, durante unos 16 años, que es lo que se estima que durará la etapa de explotación de la mina.
Los números concretos sobre su uso del agua y cuánto representará el mismo se conocerán cuando la minera San Jorge presente los estudios de factibilidad, que llevarán al menos un año.
Durante ese tiempo se medirá nuevamente el caudal medio del arroyo, que hoy, según mediciones del 2010 actualizadas por estaciones meteorológicas, es de 314 l/s.

En principio, según el informe actual, aquella extracción de agua de 141 l/s significará una reducción de la recarga del agua subterránea a la ciénaga de Yalguaraz del 8% (lo que representa una baja del 1% anual del volumen total almacenado en el acuífero inferior).
Menos agua y mal manejo
Hay menos agua de lo que normalmente había (60% de un año medio). Eso es cierto y, según explica el titular de Irrigación Sergio Marinelli, es una realidad a la que deberemos acostumbrarnos.
Por eso, las claves pasan por el monitoreo de los embalses; el buen o mal manejo que de la poca agua que hay hagan quienes la utilizan; y el control del Estado sobre el impacto del uso del recurso.
“Con ayuda de la tecnología, se puede eficientizar el reúso productivo del agua. Hoy, hay un 50% de ineficiencia en el uso del agua por parte de la población y el mismo porcentaje en el uso agrícola”, explicó Marinelli.

Pero más allá de la necesidad de bajar la pérdida de agua, desde Irrigación hacen foco especialmente en el manejo de efluentes y el cuidado de la calidad del agua para evitar, también de la mano de la tecnología, de estudios y controles, los impactos negativos.
Por riego y drenajes ineficientes, uno de los impactos negativos del agro es la salinización de suelos y acuíferos. Además, el uso excesivo de fertilizantes puede hacer que los nutrientes no absorbidos por los cultivos se filtren hacia el subsuelo y afecten el agua.
“Lo ideal sería que se utilice materia orgánica; pero lo que podemos hacer desde los entes de control es monitorear y monitorear”, aseguró el funcionario.
Parte de esa tarea incluye también el estudio de los acuíferos del sistema Luján Sur, en el margen derecho del río Mendoza, una zona monitoreada por posibles impactos de la actividad industrial de la refinería. Los relevamientos prevén informes cada 3 años para que Irrigación pueda evaluar medidas de gestión.
El control a San Jorge y las condiciones impuestas para el uso y no afectación del agua
“Hemos exagerado con las condiciones”, dijeron desde el Gobierno a Diario UNO, a sabiendas de que el uso del agua por parte de la minera San Jorge es un tema hipersensible en Mendoza.
Tanto Irrigación como la Autoridad Minera impusieron a la empresa la obligación de no afectar el recurso hídrico, tanto superficial como subterráneo, en cumplimiento de la Ley 7722.
Los datos que hay hoy han sido aportados por la compañía minera. Durante el próximo año, año y medio, San Jorge volverá a medir el caudal del arroyo, reacomodará números del proyecto e Irrigación también realizará sus propias mediciones. Todo con el objeto de PSJ Cobre Mendocino garantice el caudal ecológico aguas abajo de la toma incluso en años de bajos aportes, para proteger la biota y el acuífero.

Como ya se ha dicho hasta el hartazgo, el proyecto de extracción de cobre planea utilizar 141 l/s de agua fresca del arroyo El Tigre, que tiene un caudal medio de unos 314 l/s. Lo que significaría, de mantenerse estos números, en una reducción de la carga a la ciénaga de un 8% aproximadamente.
Respecto de la calidad del agua subterránea, según lo revisado por Irrigación, la vulnerabilidad del acuífero, donde se emplazarían las escombreras y el depósito de colas de PSJ Cobre Mendocino, será bajo; y la infiltración será mínima en el peor de los casos -no más de 6 metros cuando el nivel freático está a más de 50 metros de profundidad-.
Sin embargo, en allí estarán puestos los ojos de Irrigación y la Autoridad Minera. Como condiciones específicas de cumplimiento obligatorio se establecieron:
- Impermeabilización integral: San Jorge deberá impermeabilizar el área de depósito de colas con una membrana bituminosa o similar, la cual actuaría como una barrera de estanqueidad. En el diseño de las obras hidráulicas auxiliares, la pileta de subdrenaje asociada al depósito de colas estará revestida con geomembrana de HDPE de 1,5 mm de espesor.
- Monitoreo reforzado: San Jorge debe presentar ante Irrigación un diseño de una red de monitoreo integrada superficial y subterránea con estaciones automáticas y piezómetros, incluyendo puntos de control en zonas de descarga, como el arroyo Uspallata y el Barreal de Las Lomadas. Con ello, se podría detectar a tiempo cualquier alteración del agua y conocer hacia dónde podría desplazarse –por ejemplo, si hubiese un derrame-.
- Nuevos estudios hidrogeológicos: además de la presentación del balance hídrico unificado y actualizado del arroyo El Tigre en función del cambio climático, San Jorge tendrá que presentar estudios para la determinación de Drenaje Ácido de Roca (para saber si la roca, cuando se la mueva o exponga a la lluvia o al aire pueda producir acidez y liberar metales que contaminen el agua) con ensayos sobre todos los escenarios posibles en el transcurso del tiempo.
- Obras y permisos: San Jorge debe presentar un anteproyecto de obras (incluyendo cañerías de transporte) para su aprobación, y tramitar todos los permisos de uso de agua ante Irrigación.
