El gobierno de Estados Unidos suspendió el envío de armamento crítico a Ucrania, en una medida que tomó por sorpresa al gobierno de Volodímir Zelenski y generó un fuerte malestar diplomático. La decisión, adoptada por el Departamento de Defensa tras una revisión interna, afecta directamente al suministro de misiles PAC-3 y municiones GMLRS, esenciales para resistir los ataques rusos.

La portavoz de la Casa Blanca, Anna Kelly, explicó que la medida “antepone los intereses de seguridad de EE.UU.” y respondió a una revisión global sobre la asistencia militar a terceros países. Aunque subrayaron que “el poderío militar estadounidense sigue siendo incuestionable”, fuentes del Pentágono admitieron que el repliegue responde a preocupaciones por el nivel de reservas y la necesidad de atender otras zonas de conflicto.
La pausa involucra envíos ya preparados en Europa, que ahora permanecerán detenidos. La medida abarca parte de los suministros comprometidos bajo la administración Biden, incluidos paquetes de ayuda aprobados bajo la Autoridad Presidencial de Reducción, que permite transferencias sin aprobación del Congreso, y el programa USAI, que contrata a empresas estadounidenses para producir armamento destinado a Kiev.
Reacción
El secretario de Defensa, Pete Hegseth, ordenó detener temporalmente los embarques. El objetivo es evaluar el estado de las reservas internas, y existe la posibilidad de que la suspensión se extienda si el stock disponible resulta insuficiente.
En Kiev, la reacción fue inmediata. La Cancillería convocó al encargado de negocios estadounidense, John Ginkel, para exigir explicaciones. El gobierno ucraniano advirtió que “cualquier demora en el apoyo defensivo alienta a Rusia a continuar con su ofensiva militar en lugar de buscar una solución negociada”.
Expertos y analistas consideran que el impacto de la suspensión es profundo. Los misiles PAC-3 son los únicos capaces de interceptar misiles balísticos rusos, mientras que sin los GMLRS los HIMARS pierden su capacidad ofensiva. El analista militar Carlo Masala advirtió que las reservas ucranianas podrían agotarse hacia finales del verano europeo. “Después de eso, la situación se volverá crítica”, señaló.
Debate
La decisión también reavivó el debate dentro de la OTAN. El secretario general, Mark Rutte, reconoció que la noticia le llegó como un “informe nuevo”, pero pidió “flexibilidad” en la postura de Washington. Al mismo tiempo, aseguró que Europa está redoblando su esfuerzo y recordó que el bloque comprometió 35.000 millones de euros en ayuda a Ucrania.
“EE.UU. debe priorizar sus propios intereses, pero no podemos prescindir de su apoyo práctico. Si Ucrania no pierde esta guerra, también será un beneficio para Washington”, concluyó Rutte.