Vecinos de una zona de Guaymallén denunciaron vivir entre un olor nauseabundo y el riesgo de enfermedades por agua servida en las veredas de sus viviendas

Algunas de las imágenes que tomaron los vecinos de Los Corralitos durante las inundaciones de agua cloacal sobre las calles.

Algunas de las imágenes que tomaron los vecinos de Los Corralitos durante las inundaciones de agua cloacal sobre las calles.

Quizás si los vecinos de la zona de Los Corralitos, ubicada en las calles Severo del Castillo y 2 de Mayo, pudieran volver el tiempo atrás, elegirían no vivir entre calles desbordadas de materia fecal. Pero como no pueden y el problema ya lo tienen, la única alternativa es vivir -perdonará el lector el término- entre “olor a mierda”.

La expresión es de una vecina, quien aseguró estar “cansada y desbordada por la situación”.

La buena noticia es que las autoridades provinciales ya están trabajando en el tema para remediarlo. Hay un gran despliegue de máquinas -recientemente aumentadas por una empresa brasileña- y de trabajadores para revertir la situación. La mala es que, desde hace más de dos años, algunos dicen que hasta cuatro, viven en estas condiciones.

Hace aproximadamente seis meses, según recordaron los vecinos de Los Corralitos, comenzaron las obras para evitar que se sigan inundando las calles con agua servida.

Hace aproximadamente seis meses, según recordaron los vecinos de Los Corralitos, comenzaron las obras para evitar que se sigan inundando las calles con agua servida.

En una recorrida por la zona realizada por Diario UNO, los vecinos aseguraron que, a pesar de la obra, el domingo se inundaron las acequias con restos cloacales. También que, con la intensa lluvia de la semana pasada, los canales de riego se desbordaron, las calles se inundaron y las aguas servidas ingresaron a las viviendas.

Y estas dos situaciones, afirmaron los vecinos, son sólo ejemplos recientes de un problema que en realidad ocurre todas las semanas, con o sin fenómenos meteorológicos que agraven la situación.

Imagen capturada por uno de los vecinos de Los Corralitos este domingo cuando el desborde fue menor al habitual.

Imagen capturada por uno de los vecinos de Los Corralitos este domingo cuando el desborde fue menor al habitual.

“Estamos cansados y no damos más. Hace dos años que venimos con este problema y parece que no hay solución. Cuando uno pasa en auto para entrarlo al garaje, nos da miedo porque las cubiertas arrastran cualquier tipo de bacteria que luego puede entrar a las casas”, contó Anahí, una vecina que vive a unos 200 metros de las bombas que buscan evitar el rebalse de las aguas servidas.

Además, los cortes lógicos por el trabajo en la zona hacen que sea más seductor para los vecinos ir a comprar al almacén y evitar los supermercados, a los que tendrían que trasladarse en auto. Por eso, la opción más común para ir al kiosco vecino es la caminata o la bicicleteada.

Caminata que, temen, pueda provocar que alguna bacteria quede impregnada en las suelas de las zapatillas y, al ingresar a la vivienda, quede alojada en la propiedad. Lo mismo sucede con las ruedas de las bicicletas.

Quinientas hectáreas de cultivos fueron contaminadas con “materia fecal”

Para solucionar el problema de los vecinos de la calle 2 de Mayo, fue el propio Gobierno quien autorizó a AYSAM, tras realizar serios y exhaustivos estudios de ambiente, que los líquidos cloacales se vieran sobre el canal Pescara, ubicado a algunos kilómetros de la zona. Y sólo por un plazo de 45 días, luego extendido, con una serie de condiciones extraordinarias que buscaban no agravar la contaminación o evitar un “mal mayor”.

Por lo tanto, circunscribir el problema a una zona en específico sería reducir la complicación al absurdo. El personal técnico del Departamento General de Irrigación confirmó recientemente la contaminación con materia fecal, además de otras “especies no permitidas”, en aproximadamente 500 hectáreas cultivadas que se regaban con las aguas del canal Pescara.

Sectores que, según los estudios, “no son frecuentemente impactados” por este tipo de aguas servidas.

Estos mismo informes señalan que se pueden ver afectados productos de consumo cotidiano como lechuga, tomate, acelga y un largo etcétera.

La zona afectada: vecinos trabajadores, barrios privados y comerciantes

La zona que comienza en una de las calles principales de Los Corralitos, la arteria Severo del Castillo, y se extiende por la calle 2 de Mayo, es un barrio bonito que ha ganado popularidad en las últimas décadas por ofrecer las bondades de la naturaleza, combinadas con una zona tranquila, alejada de los ruidos de la ciudad.

Para quienes buscaban aún mayor seguridad, se empezaron a instalar barrios privados. Es decir, es un lugar que, en condiciones normales, resulta ideal para quienes priorizan la lejanía de la ciudad, con todos sus condimentos, por sobre la cercanía con la vida más urbana.

Las máquinas en pleno trabajo.

Las máquinas en pleno trabajo.

Una mujer comentó que los vecinos comenzaron a poner carteles de venta en las puertas de las casas porque ya no aguantaban la situación. “Tenemos miedo hasta de tomar agua de la canilla, porque, si bien no sale de un color raro ni se percibe olor, varios nos descomponíamos después de tomarla”, manifestó.

Sobre las desinfecciones por parte de las instituciones que de una manera u otra están relacionadas con el cuidado del agua que llega a las casas, comentó que no las ven. “Sólo Una vez pasaron a desinfectar por las casas, pero tiraron un líquido en las veredas y nada más”, explicó.

Otro hombre, también vecino de la zona, aseguró que “una vez desde AYSAM colocaron cloro en las bombas, pero nada más”.

Las bacterias escherichia coli y coliformes fecales fueron confirmadas en el Canal Pescara

Las explicaciones que dan desde AYSAM Irrigación son varias. Lo cierto es que los técnicos del Gobierno certificaron que hay aproximadamente 500 hectáreas de cultivos contaminadas con escherichia coli y coliformes fecales. La primera puede producir una infección por consumir alimentos que contengan la bacteria y, en general, sólo produce una diarrea leve, según informan distintos portales especializados en medicina.

Sobre las coliformes fecales, en el sitio oficial de la Universidad de Pensilvania, figura que se trata de bacterias que “a menudo se denominan ‘organismos indicadores’ porque indican la presencia potencial de bacterias que causan enfermedades en el agua. Su presencia indica que existe una vía de contaminación entre una fuente de bacterias (agua superficial, sistema séptico, desechos animales, etcétera) y el suministro de agua” y también provoca sólo diarrea leve.

La explicación de las instituciones oficiales

Desde AYSAM aseguraron, mediante un informe al que accedió Diario UNO, que previo al comienzo del vuelco de líquidos cloacales sobre el Canal Pescara ya se podían observar “valores elevados de escherichia coli y huevos de helmintos”, por sobre lo permitido y tolerable.

Además aseguraron que, tras la recopilación de datos de más de cuarenta días, “el vuelco de efluentes cloacales al canal Pescara no ha modificado la calidad del líquido que ya transitaba por el cauce”.

En una contra respuesta, desde Irrigación dijeron que efectivamente el colector posee habitualmente valores elevados en algunos parámetros microbiológicos, pero que las acciones de ”dilución y tratamiento” en virtud de la descarga que hizo AYSAM “afectó sectores irrigados que no son frecuentemente impactados”.

Por lo tanto, como generador de efluentes y responsable directo de la situación que ha provocado esta afectación, debería responsabilizarse ante la misma. Para Irrigación resultaría procedente una indemnización para los propietarios afectados y que la entidad arbitre “las medidas pertinentes para garantizar la no comercialización de los productos agrícolas” contaminados.

Humberto Mingorance, titular de AYSAM, aseguró en Canal 7 que no hay un brote en el sistema de salud por la contaminación en el Canal Pescara de Los Corralitos, Guaymallén.

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