Se observa que la presión del contrabando ya no se limita a las provincias del norte: alcanza a ciudades como Mendoza, San Luis o La Pampa, donde hasta hace poco el fenómeno era marginal, alertan desde CAME.

Desde CAME alertan por el ingreso de productos de contrabando.
Desde CAME alertan por el ingreso de productos de contrabando.

La combinación de un dólar “barato” durante el último año y la desregulación del comercio exterior golpeó con fuerza a la producción local. A las importaciones en niveles récord -equivalentes al 32% del PBI, el registro más alto en 135 años– se suma ahora el avance del contrabando desde países limítrofes, que alimenta un circuito comercial paralelo y agrava la competencia desleal.

Así como Ámbito alertó de la llegada de cervezas de diferentes puntos del país, también ocurre con productos como zapatillas, juguetes, heladeras, cigarrillos, alimentos y bebidas, marroquinería y textil.

“La situación se agravó. Hoy ingresan más productos ilegales que legales”, reconoce Fabián Hryniewicz, director de la Comisión de Fronteras e Ilegalidad de CAME. Según su testimonio, las bandas transnacionales operan con una logística aceitada, usan vehículos de gran porte y aprovechan desde pasos fronterizos secundarios hasta el servicio de courier clandestino, que entrega electrodomésticos en domicilio “con depósito incluido”.

Incluso, en la actualidad se observa que la presión del contrabando ya no se limita a las provincias del norte: alcanza a ciudades como Mendoza, San Luis o La Pampa, donde hasta hace poco el fenómeno era marginal.

“Actualmente no se puede cuantificar la cantidad de productos que ingresan al país, pero la situación se agravó en los últimos meses por el tipo de cambio también”, aseguró Hryniewicz, que explicó que para eso pidió un informe a la Aduana sobre la cantidad de toneladas de contrabando transnacional fronterizo, pero no le facilitaron la información.

Desde la Unión Industrial Argentina (UIA), por su parte, mantuvieron reuniones con el Ministerio de Seguridad para plantear la necesidad de “combatir y frenar el ingreso de mercadería por contrabando”. Advirtieron que “este aumento de la informalidad es un riesgo para los consumidores, y genera una competencia desleal y una presión adicional sobre el sector formal de la economía, que está muy penalizado por la alta presión tributaria vigente”.

Calzado y juguetes, entre los rubros más golpeados

Los documentos de la Cámara de la Industria del Calzado (CIC) revelan que la situación del sector es crítica. Operativos realizados en CABA, La Matanza y zona de Flores detectaron locales que comercializan calzado deportivo importado de manera irregular, en muchos casos sin etiquetado obligatorio ni registros de importación ante AFIP. Las marcas “truchas” llegan desde China, Chile o Perú, y se venden a precios imposibles de igualar para los fabricantes locales.

“El fraude marcario es una amenaza estructural”, sostiene Horacio Moschetto, desde la CIC. No se trata solo de evasión impositiva, sino de una competencia desleal que debilita toda la cadena: diseñadores, operarios, talleres, comercios, proveedores.

En la antesala del Día del Niño, la Cámara del Juguete también alerta por la creciente circulación de productos inseguros, de baja calidad y sin certificación. El 30% del mercado estaría compuesto por artículos ingresados por contrabando o vendidos en canales ilegales: ferias, redes sociales, plataformas de e-commerce. La venta online, en especial la de “manteros digitales”, escapa a todo control.

“La informalidad no solo pone en riesgo a los fabricantes nacionales: también puede ser fatal para un niño”, señala el comunicado, que detalla casos de juguetes eléctricos sin protección, peluches inflamables y productos con piezas pequeñas o sustancias tóxicas.

Dólar, impuestos y boomerang social

Entre los argumentos, además del dólar barato, desde la CAME subrayan la presión fiscal como otro de los factores que le quitan competencia a los productos locales. “Los productos que se venden en la Argentina, sin considerar determinadas cuestiones, tienen un sobreprecio de góndola de 38% por costo fiscal, si le agregas los diferentes aranceles como IIBB, Bienes Personales y Ganancias”.

En esa línea, desde CAME proponen medidas anticíclicas en las ciudades fronterizas: cuando el dólar nos favorece, que suban los impuestos; cuando no, que bajen a tasa cero.

El ingreso de productos ilegales desincentiva la inversión, empuja al cierre de comercios y aumenta el desempleo. “Al haber más gente desocupada, el efecto es bumerán”, advirtió Hryniewicz. A esto también se adiciona que hoy las importaciones legales crecen exponencialmente, mientras que las exportaciones apenas suben un 2% y solo desincentivan la producción local, que trae aparejado menor empleo.

Desde el sector pyme insisten en que la solución no puede venir solo desde los operativos puntuales. “Hace falta una política integral: proteger la producción nacional, simplificar el sistema impositivo y garantizar una red efectiva de controles, tanto en fronteras como en comercios físicos y online”, afirman desde CAME.

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