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Japón ha celebrado un servicio conmemorativo y una ceremonia para las víctimas y los supervivientes del bombardeo atómico estadounidense de Hiroshima, conmemorando su 80 aniversario y renovando su compromiso de trabajar por un mundo sin armas nucleares.
La ciudad de Hiroshima, en el suroeste de Japón, ha conmemorado el 80 aniversario del bombardeo atómico estadounidense de la ciudad. Muchos supervivientes de edad avanzada asistieron al servicio conmemorativo de las víctimas del primer uso militar de armas nucleares, donde expresaron su frustración por el creciente apoyo de los líderes mundiales a las armas nucleares como medida disuasoria.
Con el número de supervivientes en rápido declive, y su edad media superando ya los 86 años, éste se considera el último gran acontecimiento conmemorativo para muchos de ellos. “No quedará nadie para transmitir esta triste y dolorosa experiencia dentro de 10 o 20 años”, dijo Minoru Suzuto, un superviviente de 94 años, después de arrodillarse para rezar ante el cenotafio. “Por eso, quiero compartir (mi historia) todo lo que pueda”.

El alcalde de Hiroshima, Kazumi Matsui, advirtió sobre el preocupante aumento en la aceptación del rearme militar y el uso de armas nucleares como medio para garantizar la seguridad nacional. Su declaración se produce en un contexto marcado por la invasión rusa de Ucrania y los conflictos en Oriente Medio, donde Estados Unidos y Rusia —los principales poseedores de arsenales nucleares— desempeñan un papel central.
“Estos acontecimientos desprecian flagrantemente las lecciones que la comunidad internacional debería haber aprendido de las tragedias de la historia”, afirmó. “Amenazan con derribar los marcos de consolidación de la paz por cuya construcción tantos han trabajado”. Instó a las generaciones más jóvenes a darse cuenta de que estas “políticas equivocadas” son capaces de causar consecuencias “totalmente inhumanas” para su futuro.
“No nos queda mucho tiempo, mientras nos enfrentamos a una amenaza nuclear mayor que nunca“, afirmó Nihon Hidankyo, una organización de base japonesa de supervivientes que ganó el Premio Nobel de la Paz el año pasado por su lucha por la abolición nuclear.

“Nuestro mayor reto ahora es cambiar, aunque sólo sea un poco, a los Estados poseedores de armas nucleares que nos dan la espalda”, afirmó la organización en un comunicado.
Se esperaba que asistieran a la ceremonia conmemorativa más de 50.000 personas, entre ellas representantes de la cifra récord de 120 países y regiones, incluidas Rusia y Bielorrusia. Se guardó un minuto de silencio mientras sonaba una campana de la paz a las 8:15 hora local, la hora en que un avión estadounidense B-29 lanzó la bomba sobre la ciudad.
El primer ministro japonés, Shigeru Ishiba, el alcalde de Hiroshima y otras autoridades depositaron flores y coronas de flores en el cenotafio. Decenas de palomas blancas, símbolo de la paz, fueron liberadas tras el discurso del alcalde. En su intervención en la ceremonia, Ishiba reiteró el compromiso de su Gobierno de trabajar por un mundo sin armas nucleares.
“Como único país capaz de transmitir al mundo los horrores de la bomba atómica, transmitiremos el recuerdo de esta trágica experiencia y lideraremos los esfuerzos internacionales para evitar que se repita una calamidad semejante”, afirmó Ishiba en un mensaje en X.
El bombardeo de Hiroshima destruyó la ciudad y mató a 140.000 personas. Estados Unidos lanzó la cabeza atómica The Little Boy sobre la ciudad el 6 de agosto de 1945. Una bomba ligeramente mayor, llamada The Fat Man, fue lanzada pocos días después sobre Nagasaki, matando a 70.000 personas.
Estos dos casos son los únicos en los que se utilizaron armas nucleares contra un objetivo militar. Japón se rindió el 15 de agosto de 1945, poniendo fin a la Segunda Guerra Mundial y, con ella, a casi medio siglo de agresión japonesa en Asia.