Un medicamento, que se utiliza actualmente en la clínica médica para disminuir los niveles de triglicéridos y colesterol, mejoró la disfunción cardíaca en un modelo experimental de esa patología. El siguiente paso sería realizar ensayos clínicos para demostrar su eficacia terapéutica.
El fenofibrato (a la der.) cambia el perfil de los macrófagos cardíacos, disminuye la inflamación y fibrosis, y mejora la función ventricular en un modelo experimental de la enfermedad de Chagas.
Nora Goren (izq.), Ágata Cevey, Marcus Azevedo Reis, Federico Penas y Javier Ruiz Luque.
Un fármaco, que se llama fenofibrato y se emplea en la clínica médica para diminuir los niveles de triglicéridos y colesterol, mejoró la función cardíaca en un modelo experimental de la enfermedad de Chagas. El estudio, liderado por especialistas del CONICET, se publicó en la revista ACS infectious diseases.
“Estos hallazgos respaldan y refuerzan el potencial reposicionamiento del fenofibrato como un fármaco terapéutico complementario a los antiparasitarios para aliviar, retrasar o prevenir los síntomas cardíacos de esta enfermedad desatendida”, afirma Federico Penas, líder del trabajo e investigador del CONICET en el Instituto de Investigaciones Biomédicas en Retrovirus y SIDA (INBIRS, CONICET-UBA). Y agrega: “A raíz de los resultados de nuestro trabajo e investigaciones previas, el siguiente paso sería probar la eficacia terapéutica de este medicamento en ensayos clínicos”.
La enfermedad de Chagas, resultado de la infección del parásito Trypanosoma cruzi, representa la principal causa de miocardiopatía dilatada en todo el continente americano (Organización Mundial de la Salud, 2015). Según el último consenso sobre la enfermedad de Chagas elaborado por la Sociedad Argentina de Cardiología, en Argentina más de 1.500.000 personas sufren esta enfermedad, y más de 375.000 presentan síntomas cardiológicos (Sociedad Argentina de Cardiología, 2019).
El tratamiento antiparasitario depende fundamentalmente de benznidazol que, si bien logra eliminar eficazmente los parásitos, no logra mejorar la disfunción cardíaca producida por la infección y caracterizada por procesos inflamatorios persistentes. “Teniendo en cuenta este contexto, durante los últimos años, nuestro laboratorio, conducido por la investigadora del CONICET Nora Goren, ha investigado y profundizado en estudios in vitro e in vivo una terapia conjunta que involucra no solo el antiparasitario benznidazol, sino también un fármaco modulador de la inflamación como el fenofibrato”, indica Ágata Cevey, también autora del trabajo e investigadora del CONICET en el INBIRS.
Estudios in vitro e in vivo
En un trabajo, publicado en 2022 en Frontiers in Cellular and Infection Microbiology, el mismo equipo de investigación y colegas realizaron experimentos in vitro en células mononucleares de sangre periférica de pacientes con distintos grados de severidad de la enfermedad de Chagas, y comprobaron que el tratamiento con fenofibrato aumenta la proporción de poblaciones de un tipo de glóbulos blancos hacia un perfil antiinflamatorio y por lo tanto beneficioso para la salud cardiovascular. Este estudio se realizó en colaboración con los servicios de Cardiología del Hospital General de Agudos Dr. Cosme Argerich y el Hospital de Rehabilitación Respiratoria María Ferrer.
En un estudio publicado en 2023, también en la revista ACS infectious diseases, el equipo de investigación del CONICET demostró por primera vez en un modelo experimental (ratones con la enfermedad de Chagas) que unas células del sistema inmune, los macrófagos cardíacos, desempeñan un papel fundamental en los efectos protectivos de fenofibrato sobre la respuesta inflamatoria y fibrótica en la etapa crónica de la infección. “Evidenciamos que los macrófagos cardíacos son necesarios para que el fenofibrato mejore la función ventricular de los ratones infectados”, puntualiza Penas.
En este nuevo trabajo los investigadores comprobaron que en el modelo animal de la enfermedad, el fenofibrato reduce la actividad de enzimas marcadoras de daño tisular y disminuye la proporción de monocitos proinflamatorios circulantes. “Estas células del sistema inmune poseen la capacidad de internalizarse en los tejidos, diferenciarse a macrófagos e iniciar una potente respuesta proinflamatoria”, explica Penas. Y agrega: “Observamos que el el fenofibrato induce un cambio en el perfil los macrófagos cardíacos, hacia uno antiinflamatorio o reparativo lo que resulta en una reducción de la fibrosis (cambios en la matriz de colágeno que conlleva a alteraciones en la función cardíaca), la inflamación y en una mejora de la función ventricular en etapas tempranas de la enfermedad de Chagas”.
“En el futuro, seguiremos profundizando en los mecanismos de acción del tratamiento conjunto con benznidazol y fenofibrato en distintas poblaciones celulares”, puntualiza Penas. Y agrega. “En paralelo, y considerando todos los antecedentes descritos, iniciaremos la planificación de un ensayo clínico piloto que consistirá en el tratamiento con fenofibrato y benznidazol a pacientes con distintos grados de severidad de la enfermedad de Chagas. Este ensayo contará con la aprobación de los Comité de Ética de los hospitales intervinientes”.
Para Cevey, “lo interesante de explorar el uso del fenofibrato en pacientes con Chagas es que este medicamento no posee efectos adversos cardíacos por lo que es apto para su uso prolongado y además está aprobado por la ANMAT, así como por las principales entidades regulatorias mundiales (FDA, EMA) y es producido por varios laboratorios farmacéuticos en Argentina”.
Por su parte, Penas concluye que “es crucial desarrollar nuevas estrategias accesibles tanto para el sistema de salud pública como para los pacientes, con el propósito de prevenir las complicaciones cardíacas asociadas a esta infección”.