Luque (Paraguay), 27 jun (EFE).- La Organización de Estados Americanos (OEA) comenzó este jueves las sesiones de su 54 Asamblea General, con la situación en Bolivia, la prolongada crisis en Haití y la preocupación regional por la escalada de violencia entre sus temas en agenda.
Treinta y dos delegaciones de los miembros activos de la OEA acudieron en esta jornada a la ciudad paraguaya de Luque para la primera sesión de deliberaciones, que arrancó con la elección de la Presidencia de la Asamblea, que recayó en el canciller de Paraguay, Rubén Ramírez.
“En las Américas no hay espacio para el autoritarismo bajo ninguna excusa, tampoco debemos pretender un desarrollo efectivo sin garantías de seguridad”, dijo Ramírez en su discurso de apertura.
“Vivimos en una región de paz”, agregó el jefe de la diplomacia paraguaya, quien destacó que, a pesar de ello, existen “grandes desafíos” debido a la acción del crimen organizado transnacional.
De la sesión inaugural también participó el presidente de Paraguay, Santiago Peña, quien señaló en su intervención que “América no necesita uniformidad ni modelos únicos” sino “diálogo, respeto y tolerancia para construir consensos”.
El levantamiento militar en Bolivia, liderado por el ex comandante general del Ejército boliviano Juan José Zuñiga -ya detenido- generó que Antigua y Barbuda, Brasil, Chile, Colombia, Paraguay y Uruguay, con el copatrocinio de las delegaciones de Canadá, Ecuador, Estados Unidos, Perú y Surinam, presentaran un proyecto de resolución sobre ‘Acciones contra la democracia en el Estado Plurinacional de Bolivia’.
La situación de Bolivia marcó la jornada previa y la ceremonia de inauguración de la Asamblea, en la que el secretario general de la OEA, Luis Almagro, reiteró que “los golpes de Estado, que han significado torturas, desapariciones forzadas, ejecuciones y asesinatos, no deben tener nunca más lugar en las Américas”.
Durante las sesiones plenarias, que se extenderán hasta este viernes, se someterán a votación 20 resoluciones y tres declaraciones y se elegirán los integrantes de distintos organismos del sistema, entre ellos de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Luque (Paraguay), 27 jun (EFE).- La Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA) condenó “enérgicamente” este jueves el intento de golpe de Estado contra el Gobierno del presidente de Bolivia, Luis Arce, y denunció cualquier “intento de desestabilizar las instituciones democráticas” en ese país.
En una resolución incluida de forma extraordinaria y aprobada por aclamación en la primera sesión de la 54 Asamblea General de la OEA que se desarrolla en la ciudad paraguaya de Luque, las delegaciones del continente expresan su “grave preocupación” por lo ocurrido el miércoles.
La sublevación militar, agrega el texto, “constituye una amenaza al régimen constitucional del Estado Plurinacional de Bolivia y una flagrante insubordinación a las órdenes expresadas públicamente por el presidente constitucional, Luis Arce Catacora”.
El embajador de Bolivia ante la OEA, Héctor Arce, agradeció la aprobación del documento y dijo que el intento de sublevación militar fracasó, entre otros motivos, por la “fuerte condena internacional en cuestión de minutos”.
“Este hecho nos recuerda que el reto más importante para nuestros sistemas políticos es sin duda garantizar la preservación de la democracia representativa y encontrar la fórmula para que las interrupciones violentas a las democracias, sea por vía de golpes violentos o por vía de golpes oficiales de otra naturaleza, finalmente sean desterrados de nuestros países”, añadió Arce.
El pronunciamiento fue promovido ante el plenario por Chile e incluyó una “nota al pie” de El Salvador.
La resolución fue planteada por Antigua y Barbuda, Brasil, Chile, Colombia, Paraguay y Uruguay, con el copatrocinio de las delegaciones de Canadá, Ecuador, Estados Unidos, Perú y Surinam.
Mientras se desarrollaba uno de los encuentros previos a la Asamblea General de la OEA la tarde del miércoles, un grupo de militares, fuertemente armados, encabezados por el ya destituido y detenido comandante general del Ejército boliviano Juan José Zuñiga, lanzó un tanque contra la puerta de la sede del Ejecutivo en La Paz.
Tras horas apostados, los militares insubordinados se replegaron luego de que el presidente Arce cambiase a todo el alto mando militar del país.
Durante su detención, Zuñiga acusó a Arce de haber ordenado la acción militar como una estrategia para “levantar su popularidad”, una acusación rechazada por el propio Gobierno boliviano.