La pérdida de poder adquisitivo provocó que la alternativa de comprar prendas de segunda mano sea una opción a considerar.

Las familias mendocinas recurren cada vez más a la moda circular como alternativa para vestirse a precios accesibles. En ferias, tiendas vintage y emprendimientos locales, la ropa puede ser hasta tres veces más económica que las prendas nuevas. Esto convirtió al circuito en una vía de ahorro, pero también en un refugio laboral para cientos de personas.
La tendencia creció por partida doble: permite acceder a indumentaria a bajo costo y, al mismo tiempo, funciona como una fuente de ingreso extra para quienes comercializan prendas reutilizadas. Pero detrás del fenómeno también hay un trasfondo ambiental: reducir el impacto de la industria del fast fashion mediante la recuperación y reutilización de textiles.
Laila y Johana, creadoras de Power Closet, son referentes de la moda circular en Mendoza. Ambas coincidieron en que -a diferencia de otros comercios- los feriantes deben enfrentarse a preguntas invasivas sobre el origen de la ropa. “Hay una licencia social para preguntarle a los feriantes de dónde traemos la ropa. Es raro, porque a una tienda tradicional nadie le pregunta eso. A veces decimos en broma que viajamos en el tiempo y conseguimos las mejores cosas”, aseguraron en diálogo con El Sol.
Sin embargo, detrás del humor hay una realidad dura: la crisis golpeó fuerte e incluso a un rubro que históricamente se sostuvo por su precio accesible. “Ningún rubro ha crecido. Vendemos mucho menos que hace unos años. Estamos subsistiendo. La recesión es tremenda. Ayer estuvimos en un evento y las únicas que ganaron plata fueron las organizadoras”, señaló Laila.


De dónde sale la ropa
Las emprendedoras explicaron que toda prenda que termina en ferias o tiendas vintage, sea local o extranjera, proviene del mismo origen: el consumo desmedido del fast fashion. “La ropa termina en donaciones o ferias. Nosotras caminamos, buscamos, recuperamos lo que nos gusta, lo arreglamos y le damos valor. Encontramos basura y la convertimos en tesoro”, describieron.
Power Closet ofrece prendas únicas y accesibles: entre $6.000 y $70.000, con remeras, buzos y pantalones que no superan los $45.000. Aun así, compiten con los precios muy bajos de las plataformas chinas. “Competimos con tiendas virtuales chinas que venden barato. Pero nuestra ropa es de calidad y distinta. Lo positivo es que seguimos siendo una opción económica”, aclararon.

Qué pasa con la industria textil
Mientras las ferias y la moda circular se mantienen por necesidad, la industria textil nacional enfrenta una crisis histórica. Según la Fundación Pro Tejer, China ya representa el 70% del mercado textil importado en el país. En solo tres años pasó de aportar poco más de la mitad a representar siete de cada diez prendas que ingresan a la Argentina.
Entre enero–octubre de 2024 y el mismo período de 2025:
- Las importaciones textiles chinas crecieron 109%.
- El promedio general aumentó un 89%.
- En tejidos de punto, China concentra el 94% del total.
- En indumentaria, el 71%.
- En confecciones terminadas, el 68%.
Ezequiel Allendes, de Perfil Telas–TEXTA, resumió la situación al detallar que el impacto “ha sido fuerte”. “Con los altos impuestos ya no rinde. Además, muchos inmigrantes ingresan mercadería barata sin pagar nada extra. Eso nos afecta a todos”, ejemplificó en diálogo con El Sol.
Desde Textil Cuyana, Julieta Madeo Trevisan agregó que “muchos talleres están perdiendo producciones y esto podría empeorar para enero o febrero. Las fábricas locales tienen dificultades para importar maquinaria e insumos, por lo que la producción es cada vez más limitada”.

En cuanto a la producción externa también se compite por precio, sobre todo porque un ambo clásico puede encontrarse en tiendas chinas un 40% más barato. Lo que lleva a que no solo clientes finales elijan esa opción, sino también muchos fabricantes.
Plataformas chinas, el nuevo desafío
El auge de SHEIN, Temu y AliExpress potenció la crisis. Las plataformas ingresan productos vía courier, sin aranceles y sin controles de calidad, beneficiadas por subsidios estatales chinos como ePacket. “El miedo a comprar online desapareció. La comodidad y la rapidez mandan”, indicó Gustavo Sambucetti, director institucional de la Cámara Argentina de Comercio Electrónico (CACE).
El modelo ultrarrápido detectó tendencias en tiempo real y lanzó colecciones en cuestión de días, una competencia casi imposible para la industria local.
La situación de las ferias
A pesar de que la industria formal retrocedió, las ferias populares viven un boom por necesidad. Las de Ugarteche, en Luján de Cuyo, son un ejemplo: más de 300 puestos se instalan cada fin de semana a lo largo de la Ruta Provincial Nº 15.
Allí se vende de todo: ropa, calzado, juguetes, productos de limpieza, alimentos, herramientas y más. Las jornadas de domingo son multitudinarias. “Hace cuatro o cinco sábados que no tenemos más lugar. Esto está desbordado. Viene mucha gente nueva a vender”, contó Sergio Montaño, encargado del predio.
En Guaymallén, la Feria de lo Nuevo y Usado también avanzó, funcionando sábados y domingos con alrededor de 300 puestos. “Somos la alternativa más popular”, aseguran los puesteros.
