La presidenta de Perú, Dina Boluarte, elevó su salario mensual en un 125%, convirtiéndose en el más alto en 14 años. La población rechaza esta medida, con un 94% de oposición según encuestas.

La presidenta de Perú, Dina Boluarte, decidió incrementar su sueldo en un 125%, lo que le permitirá percibir poco más de 10.000 dólares al mes. Este aumento modificó una cifra que permanecía sin cambios durante más de 14 años, provocando un amplio rechazo en la sociedad peruana.

El nuevo salario de la mandataria representa más de 31 sueldos mínimos en el país. Un sondeo realizado por el Instituto de Estudios Peruanos en mayo reveló que un 94% de la población se opone a cualquier aumento salarial para la presidenta, quien ya muestra considerable impopularidad en diversas encuestas.

La decisión de aumentar su salario se tomó en una reunión semanal del gabinete, según lo informado por el secretario de Economía, Raúl Pérez. Este indicó que se estableció una metodología para comparar los salarios en dólares de presidentes de 12 países de América Latina.

Desde 2011, los seis presidentes que antecedieron a Boluarte recibían un promedio de poco más de 4.300 dólares mensuales.

En un encuentro en 2024 con un grupo de madres que se organizan en una olla común, la presidenta mencionó que con poco más de dos dólares se podía preparar un almuerzo grupal. “A veces hasta con 10 solcitos (2,8 dólares) hacemos sopa, segundo y hasta postrecitos, nos las inventamos, así somos las mujeres”, expresó.

El congresista Alex Flores, de la oposición, criticó la decisión de Boluarte al comentar que se sube el sueldo “mientras el país se cae a pedazos, el crimen y la corrupción campean”. Por su parte, la legisladora Ruth Luque pidió que la medida sea revertida inmediatamente, señalando que los recursos deberían destinarse a salud, educación y el bienestar de los ciudadanos.

Según una encuesta nacional de junio de la firma Datum Internacional publicada por el diario El Comercio, la popularidad de Boluarte se encuentra en un 3%. Este dato marca un hecho histórico, ya que es la presidenta con el índice de aceptación más bajo en un cuarto de siglo.

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