Al menos 50% de los puesteros de los mercados de abasto rechaza cobrar con billeteras virtuales. Productos y precios con la nueva temporada
En cada feria la situación se repite: caen las ventas porque muchos puesteros solo venden en efectivo.
Ir a ferias o mercados concentradores de frutas y verduras es siempre una salida para ahorrar. Pero en Mendoza se da algo peculiar: cada vez más clientes buscan pagar compras desde su billetera virtual, algo que a puesteros afectos a cobrar ventas con plata “cash” ya les significa un problema que atenta contra su rentabilidad.
Por eso, más allá de vaivenes de precio, con el cambio de temporada las ventas no repuntan. De ambos lados del mostrador se quejan. Unos porque no venden lo suficiente, y otros por no poder llevar lo que fueron a buscar.
“Quise pagar con Mercado Pago y casi ninguno lo recibe”, se quejó Valeria con algo de frustración, tras una gira no del todo rendidora por uno de los mercados cooperativos más concurridos del Gran Mendoza.
En las ferias, la mitad de los puesteros rechaza las billeteras virtuales como medios de pago.
Como su testimonio, no son pocos quienes, acostumbrados a comprar al por mayor en las ferias, se topan con ese cuadro. Y ven cómo lo que al salir de casa era buena chance de optimizar el presupuesto terminó siéndolo menos.
Del otro lado del mostrador, lo dicho: muchos se resisten a transar mercadería con dinero electrónico, por diferentes motivos.
No hay plata (y tampoco venta)
Según Omar Carrasco, titular de UFHA (Unión Frutihortícola Argentina) “esperamos que este mes haya algo más de de ventas. Efectivo hay poco porque Mercado Pago y billeteras virtuales es lo que está funcionando hoy”.
Por la falta de plata circulante, a criterio del dirigente “es un momento muy crítico para el productor, el operador y el comerciante, además del consumidor final”.
La informalidad o falta de registración de muchos productores/feriantes (sobre todo extranjeros, apuntan en el sistema cooperativo) que tampoco están bancarizados, es la explicación a la merma de ventas. Y la resistencia pese a la innegable tendencia hacia el pago digital.
“Representan una franja bastante importante”, aseguró Carrasco. Y aunque es difícil ponerlo en números, el cálculo aproximado indica que 1 de cada 2 puesteros sólo venden a cambio de dinero contante y sonante.
“El que no lo haga se quedará afuera”
Sin embargo, algunos creen que ese comportamiento empezará a modificarse, a la fuerza.
Marcelo Estudillo, del Mercado Cooperativo de Guaymallén, aseguró “muchos necesitan plata cash, por ejemplo, para pagar los fletes. Pero la tendencia está cambiando, porque tampoco podemos seguir perdiendo ventas”.
Así, el directivo del complejo que agrupa a unos 600 puestos sentenció. “Sabemos que esto se explica por la informalidad. El que no se adapte se quedará afuera del sistema, aunque va a ser difícil que lo hagan todos: en Argentina siempre hay una brecha”.
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Cítricos, sin precio y en falta
Mientras, con la llegada de la primavera la oferta de frutas y hortalizas empezó a cambiar. Y con ellas los precios.
De hecho, la entrada de productos del Norte argentino lo confirma. Sobre todo cítricos (limón, naranja, pomelo) de la región mesopotámica del NEA, que ingresa a Mendoza con una oferta recortada por razones meteorológicas que hicieron mermar la cosecha.
El caso de la naranja de jugo es un indicador, ya que por estos días no hay precio.
Mientras, ingresa buena parte de productos que aún no se cosecha en Mendoza (recién estará para la venta en unos 40 días), como pimiento, berenjena, choclo y tomate norteño.
Tiempo de los “verdes”
Entonces, si lo que buscamos está más caro o fuera de nuestro alcance habrá que caminar y buscar. Esto, al márgen de la conveniencia de dirigir la compra hacia los productos estacionales de producción local.
Es lo que ocurre desde octubre con el llamado “verdeo”, la gama de verduras de hojas verdes como acelga, espinaca, y lechuga.
La acelga es un buen ejemplo: el fardo por 5 kilos puede conseguirse a $2.000, cuando hasta hace unos días costaba $3.000 o más.
“El problema no es de precios, sino de ventas. Descargo lo mismo, pero se vende menos que antes“, señaló en ese sentido Estudillo, para quien el año de la pandemia “fue el último en que se comercializó fruta y verdura en cantidad”.
A partir de allí, aseguraron en el sector, se inició una escalera descendente en forma paulatina, que la recesión del 2024 aceleró.