Las manifestaciones propalestinas que cancelaron la última etapa de la carrera ciclista han convertido la competición deportiva en tema de Estado
Los ciclistas durante la Vuelta a España (Carlos Castro – Europa Press)
El fin de La Vuelta de España ha sido, en una palabra, inédito. Nunca antes los ciclistas han vivido la cancelación de una etapa por una protesta con un contexto internacional. Si bien en el año 1978, los deportistas sufrieron ataques con chinchetas, tablones en carretera y agresiones por parte de los bilbaínos (que rechazaban la presencia de la Vuelta en el País Vasco), esto se redujo a un mero acto local ligado a la política interna española. No obstante, los 21 días de la competición de 2025 ha tenido tres bloqueos clave que los manifestantes han aprovechado como escaparate internacional para mostrar su apoyo a Gaza, donde han muerto a cerca de 65.000 palestinos.
Los tres bloqueos se han organizado en los puntos clave de la competición: Bilbao, Mos/Castro y Madrid; provocando que una de ellas no tuviese un vencedor oficial y que otras dos fuesen neutralizadas antes de su fin. Esto ha hecho que la Vuelta haya finalizado con dos detenidos y varios heridos, entre ellos 22 policías, en las protestas propalestina de la capital. Recordemos que el recorrido de tres semanas, de unos 3.150 km, se ha dividido en 21 etapas en terrenos en llanos, medio y de alta montaña, onduladas y contrarrelojes, intercalados con dos días de descanso y su cierre tradicional en Madrid.
Asimismo, al comenzar en Turín (Italia) y pasar por Francia y Andorra, se convierte en una de las carreras más prestigiosas a nivel internacional. Por lo que, las tres interrupciones han llegado a la prensa y a gobiernos europeos que, en palabras de L’Equipe, se han caracterizado por “cargas policiales, balas de goma, barreras transformadas en instrumentos de violencia”, que ha hecho que terminara “de la peor manera posible, sin final”. Esto, como señala The Guardian, ha sucedido después de que “Pedro Sánchez expresara su admiración por los manifestantes propalestinos”.
Individuos con banderas palestinas se plantan en una calle de Bilbao durante la 11ma etapa de la Vuelta a España, el miércoles 3 de septiembre de 2025. (AP Foto/Miguel Oses)
De 5 manifestantes “locos” en Figueres a una protesta multitudinaria en Madrid
47 años después de los incidentes a los ciclistas en Bilbao, los conflictos políticos se han vuelto a colar en la competición. El descontento por la participación del equipo israelí, Israel Premier Tech,sumado a la situación que vive la población palestina en Gaza,ha generado una unión social hasta ahora casi inconcebible. Al parecer, desde que el escuadrón cruzó la frontera española, los deportistas ya se encontraban con una resistencia. Aunque al principio débil, con a penas 5 manifestantes en un pequeño pueblo de Cataluña, su grito y detención el pasado 28 de agosto, en la etapa 5, ha hecho que muchos se atrevan a salir a las calles. Y es que, como ha reportado Alfonso Loaiza Pérez en su cuenta de X.com (@FonsiLoaiza), ellos “fueron los primeros en mostrar solidaridad con Palestina en la Vuelta a su paso por Figueres. Pararon la competición y fueron detenidos, criminalizados y tomados por locos. Ellos lo empezaron todo y nos mostraron el camino”, ha elogiado junto a un video de la protesta. Tomando su ejemplo, seis días después, los bilbaínos hicieron que las vallas de la etapa 11 cedieran al suelo antes de que pudieran pasar por la meta todos los corredores.
Por su parte, la organización avisó mediante un comunicado, cuando faltaban unos 20 kilómetros para el final, que “por motivos de seguridad, los tiempos de la clasificación general se tomarán a 3 kilómetros de la línea de meta. No habrá ganador de etapa. Habrá puntos de la montaña y los conseguidos en el sprint intermedio, pero no de la clasificación por puntos”. Esto generó un descontento a algunos de los competidores, pues según argumentaba, Tom Pidcock, ciclista del Q36.5: “Ponernos en peligro no ayudará a su causa, no ayudará a aquello por lo que protestan. Todos tienen derecho a protestar por lo que quieren, pero ponernos en peligro no es el camino a seguir”, expresó en declaraciones recogidas por As. Sin embargo, poco a poco, el mensaje fue llegando a la población y la pequeña acción salir con una pancarta en un pequeño pueblo de Cataluña, o de tirar una valla en Bilbao, se convertiría en el principio de las protestas e interrupciones en La Vuelta. Así, una semana después, en la etapa 16, entre Poio y Mos-Castro de Herville, la dirección tuvo que cambiar de nuevo el punto kilométrico de la meta al haber un árbol cortado en la calzada. De este modo, Radio Vuelta informó que “el ganador de etapa (Egan Bernal) y los tiempos para la clasificación general se decidirán a 8 kilómetros de la línea de meta”.
Al ver alterado el itinerario, en dos ocasiones, el director de la organización, Javier Guillén, convocó una rueda de prensa exprés para expresar su desacuerdo con las acciones de los manifestantes. “El mensaje principal que quiero dar es que nosotros vamos a continuar haciendo la Vuelta y mañana vamos a dar la salida de etapa”, declaraba. Además, Gillén añadió que “está siendo una vuelta muy dura, muy intensa y en la que se ha generado un extraordinario debate al que nunca hemos querido entrar. Nosotros tenemos unas normas, esas normas las tenemos que cumplir”. Por otro lado, el director, dejó claro que esta era una maniobra “ilegal, porque lo tipifica el Código Penal y la ley del deporte”. De este modo, aunque mostró su solidaridad por el pueblo palestino, (“es algo terrible […], lo que queremos todos es la paz”), solicitó “que todo el mundo deje de alentar este tipo de acciones y, sobre todo, deje de hacerlas”. En este sentido, mencionó el partido de fútbol disputado entre Italia e Israel, y afirmó que “no está prohibida la participación de estos equipos porque ninguna federación internacional los ha vetado, y no hay un organismo internacional que haya establecido sanciones”, sentenció antes de describir las detenciones como “una cruzada”.Los manifestantes paran a los ciclistas a su entrada en Madrid. (Europa press)
A pesar de las palabras de Gillén, la bola protestante fue creciendo hasta la suspensión del último tramo en Madrid, donde a las 18:30, a 50 kilómetros de la meta prevista, los ciclistas a penas podían circular a la altura de San Sebastián de los Reyes. Para esa hora, bajo el lema “Por genocida, Israel fuera de la Vuelta”, Gran Vía, Atocha y Cibeles estaban prácticamente ocupadas, siendo la zona de la estación latensa, con enfrentamientos entre policías y manifestantes. “Somos muchas personas y estamos muy enfadadas”, confesaba uno de los manifestantes a Infobae. “No podemos permitir que siga sucediendo lo que sucede hoy en día con el pueblo palestino”, comentaba Antonio, mientras Inés y Déborah, dejan claro que su intención es “hacer el máximo ruido posible”. “Me hubiera gustado que el equipo de Israel (Israel Premier Tech) hubiera dejado de participar desde el comienzo, pero bueno, por lo menos que se presione a las instituciones y que se vea el sentir de los madrileños y todos los españoles, que no apoyamos esto y que queremos que se pare inmediatamente”.
Un asunto de Estado con eco internacional
El final inédito de la competición no ha dejado a nadie indiferente. Uno de los primeros en manifestarse ha sido el ministro israelí de Exteriores, Gideon Saar, quien ha declarado: “Sánchez y su Gobierno: ¡vergüenza para España!”. Saar acusó al presidente de incitar a la población para atacar “el evento deportivo que siempre había sido motivo de orgullo”. En cambio, diversos ministros del Gobierno se han pronunciado a favor de estas protestas, incluyendo Sánchez, quien horas antes expresó que España es “ejemplo y orgullo ante una comunidad internacional”, destacando el compromiso del país en la defensa de los derechos humanos y la condena de la “barbarie” en Gaza. Por su parte, Yolanda Díaz lo describió como “un ejemplo de dignidad”, ya que la sociedad española “no tolera normalizar” la situación de Gaza.
Por el contrario, el PP ha criticado al Gobierno y al presidente por haber “permitido e inducido” las protestas. Alberto Núñez Feijóo sostiene que la suspensión de la Vuelta supone un “ridículo internacional televisado en todo el mundo” y reprochó a Sánchez estar “orgulloso” de quienes “han lanzado vallas a la Policía Nacional, sin garantizar la seguridad del personal de organización, corredores y periodistas”. Igualmente, el alcalde de Madrid, exige una condena firme de los “actos violentos” y señala que los disturbios eran “fruto y resultado del odio y la violencia que llevan siendo alentadas de forma irresponsable”. Mientras, Ayuso afirma que “cuando el presidente de la nación jalea el boicot contra la Vuelta Ciclista, se convierte en responsable directo de cada altercado que se produzca”.
En sentido opuesto, el delegado del Gobierno en Madrid, Francisco Martín, asegura que la manifestación fue “pacífica” y que el pueblo de Madrid “ha enviado al mundo un inmenso mensaje de solidaridad, humanidad y empatía con el sufrimiento del pueblo palestino”. Del mismo modo, la prensa internacional ha dado voz de lo ocurrido. De Telegraaf, de Países Bajos, subraya que “ni siquiera la última etapa” se libró de “las múltiples protestas propalestinas”. No obstante, un decepcionado Vingegaard (ganador)ha confesado que “es una lástima que nos hayan arrebatado un momento tan eterno”, porque “tenía muchas ganas de celebrar esta victoria general con mi equipo y la afición. Todos tienen derecho a protestar, pero no de una forma que influya o ponga en peligro nuestra carrera”, ha manifestado.