Según un estudio de la UNSAM, el ajuste en los ingresos permitió aminorar la pérdida de puestos de trabajo y sostener márgenes de rentabilidad. Los empresarios no garantizan haber encontrado el piso de la caída en la actividad.

Las remiuneraciones fueron la variable de ajuste para impedir una mayor caída del empleo.
Las remiuneraciones fueron la variable de ajuste para impedir una mayor caída del empleo.

Los salarios buscan recuperarse frente a la pérdida que sufrieron en el primer trimestre. La pelea es lenta y sobre todo desigual, porque el año empezó con caídas históricamente fuertes. Según un estudio de la UNSAM, la pérdida del empleo en relación con la baja de la actividad es menor que en ciclos anteriores. ¿Por qué? Porque las remuneraciones fueron la variable de ajuste para sostener márgenes de rentabilidad.

Durante los primeros tres meses de 2024 “la evolución de los salarios constituyó un factor de alto poder explicativo respecto de lo que sucedió con el empleo”. Así concluye el centro de Capacitación y Estudios sobre trabajo y desarrollo (CETyD) de la UNSAM. Esto generó un deterioro doble: la caída de los salarios reales contuvo, por un lado, la destrucción del empleo formal e incentivó, por el otro, la disminución del empleo informal.

De esta forma lo reconocen desde el ámbito empresarial. “Era muy difícil sostener las negociaciones paritarias. Actualizábamos o manteníamos la nómina”, cuenta un empresario a este medio.

Siguiendo esa línea, un representante de una cámara sectorial cuenta una infidencia reciente: “En la última negociación, aprobamos aumentar los sueldos 1 punto por encima de la inflación. Lo comunicamos en un Zoom y recibimos varias críticas de los empresarios presentes”, relata y acota que los invitó a la reflexión: “muchachos, nosotros sostuvimos paritarias a la baja para aguantar este tiempo, ¿no es hora de devolverle algo a nuestros trabajadores?”, mencionó en aquel encuentro virtual.

Salarios amortiguaron la caída del empleo

Aunque el segundo trimestre se caracterizó por la búsqueda de la recuperación -parcial y desigual entre trabajadores del sector público, privado y los informales-, el primero fue para el olvido.

El estudio de CETyD marca el detalle: en el sector formal, la caída del poder adquisitivo de los salarios se registró en torno al -5%. Durante el período comprendido entre enero y marzo, el mercado laboral estuvo particularmente convulsionado por la disparada inflacionaria y la caída de la actividad económica.

La situación provocó una profundización de una problemática que se registra desde agosto de 2023 hasta abril -último dato-: el aumento del desempleo. Sin embargo, por lo abrupto de la contracción, la destrucción del empleo se dio a una velocidad más acelerada que en crisis previas.

El estudio compara los ocho meses más complejos en otros contextos económicamente desafiantes: entre noviembre 2015 y junio 2016 se perdieron 92.000 puestos de trabajo, entre mayo y diciembre 2018 bajaron 128.000 empleos y entre agosto 2023 y abril 2024, 144.000 trabajadores se quedaron sin empleo.

Respecto de los meses siguientes, el estudio estima que “lo ocurrido con el empleo a partir de mayo no es alentador” y las expectativas de los empresarios para los meses de junio, julio y agosto “marcan un leve crecimiento de quienes esperan reducir sus dotaciones”.

Asimismo, el estudio focaliza qué pasó con el empleo entre los primeros trimestres de 2023 y 2024 y afirma que la dotación de personal se redujo en 27.200 puestos. La baja estuvo concentrada en la construcción, que en el mismo lapso temporal perdió 70.000 empleos. Pero si se aísla este último rubro, el CETyD resalta que la actividad se contrajo 4%, mientras que el empleo creció 0,7%, o sea se incorporaron 42.000 trabajadores registrados.

¿Cómo es posible la expansión del empleo en un marco de actividad económica deteriorada? Para el CETyD, se resume de esta forma: “En un contexto de caída de la producción, el aumento nominal de los salarios fue inferior al aumento de los precios de los productos y servicios ofrecidos por las empresas. Esto permitió que las empresas sostengan el costo laboral unitario (y así preserven sus márgenes de rentabilidad), al tiempo que amortiguó la destrucción de puestos de trabajo”.

Así, entre los primeros trimestres de 2023 y 2024 los salarios aumentaron nominalmente 233%, valor inferior tanto al aumento de los precios fijados por las empresas (253%) como al Índice de Precios al Consumidor (273%), de acuerdo al informe.

¿Cómo siguió la evolución de salarial en el segundo trimestre?

En el segundo trimestre inició un proceso de recuperación de los salarios paulatina y dispar. Luego de la caída intermensual más significativa desde mediados de los años 90’, vista en diciembre, la reactivación exitosa de las paritarias se encamina cuesta arriba.

Para el macroeconomista Federico Pastrana los salarios “se están recuperando” por la baja de la inflación. “Hoy la indexación actúa para recuperar los salarios reales. Si la infla baja rápido (en un solo mes pasó de 8,8% a 4,2%), dado que las paritarias se negocian (al menos parcialmente) mirando la inflación pasada, los salarios reales tienden a recuperarse”, explica el especialista.

De todos modos, también advierte que en términos reales los salarios del sector privado continúan un 6% abajo que en noviembre de 2023 y la remuneración del sector público cayó un 18% contra el mismo mes. “La desigualdad intersectorial es grande, la recuperación aún limitada y dependiente de seguir bajando la inflación”, concluye Pastrana.

Ansiada recuperación pero con pocos fundamentos

Una fuente del sector empresarial asegura compartir diagnóstico con el mercado: “Hay entusiasmo pero, de momento, poco fundamento”. Es que la industria todavía no puede garantizar que haya encontrado el piso de la actividad y ve con serias dificultades una recuperación sostenida y generalizada.

A su vez, el sector no ve con buenos ojos el ajuste monetario que el Gobierno está llevando adelante para secar de pesos la economía y convertirlo en “la moneda fuerte”.

Sin ir más lejos, la Cámara Argentina de Distribuidores y Autoservicios Mayoristas (CADAM) recientemente le pidió al Gobierno que haga llegar “dinero a la calle” para incentivar el consumo y una línea de financiamiento especial para financiar a comercios de barrio y almacenes.

Las reuniones de Gobierno se definen como de “autoayuda”: encuentros donde cada sector descarga sus problemáticas y explican cómo atraviesan la recesión, pero sin respuesta acabada en el marco de un plan industrial. Esto último preocupa de sobremanera: “no está delineada una estrategia para la industria nacional”, alerta una fuente en diálogo con Ámbito.

REDUCCIÓN IMPOSITIVA Y APUESTA AL CRÉDITO: LA ESTRATEGIA OFICIAL

Sí bien es cierto que la gestión económica promete reducir la intervención del Estado para dar lugar al desarrollo productivo -mirada que es relativizada por el sector en cuánto a sus resultados- también responde a un pedido histórico del empresariado: baja de impuestos. Justamente, forma parte de la política de “no intervención” que le interesa al presidente Javier Milei.

De acuerdo a una encuesta realizada por la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), el 35,6% de las empresas consultadas señalan que la medida más esperada en este momento sería una reducción de impuestos, mientras que otro 14,6% menciona la flexibilización de las normativas laborales. “Se tratan ambas de políticas que permitirían reducir los costos y mejorar la rentabilidad”, asegura la entidad.

En la lista de prioridades, el tercer lugar de medidas esperadas lo comparten el estímulo a la demanda interna y los créditos blandos, en los dos casos mencionadas por el 13,6% de las industrias consultadas. Si la recuperación se demora en llegar, la pregunta entonces recae nuevamente en cómo seguirá la evolución de los salarios.

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