La única oferente busca reestructurar la deuda de la empresa mendocina, que alcanza los 572 millones de dólares. Todo el proceso se postergó 15 días.

El ajustado cronograma del proceso de venta de acciones estatales en Impsa sufrió modificaciones que obligaron a poner un freno a las aceleradas negociaciones entre la Nación y estadounidense ARC Energy, la única empresa que se presentó en la licitación para adquirir la exPescarmona.

“Se prorrogó todo por 15 días”, indicó a El Sol una fuente que está al tanto de los detalles de la compleja operación. El motivo de la postergación está vinculado a la deuda de 572 millones de dólares que arrastra Impsa y que la compradora deberá renegociar con los acreedores.

El cronograma oficial establecía fechas concretas: el 15 de noviembre la Comisión Evaluadora debía presentar su dictamen de evaluación de la oferta; el 30 de este mes tenía que publicarse la resolución de la adjudicación; y el 10 de diciembre era el plazo límite para la firma del contrato de compraventa. Todas esas etapas se retrasaron al menos dos semanas.

La intención del Gobierno nacional es firmar el acuerdo antes de fin de año, más allá de que eventualmente el traspaso se termine completando recién en el primer trimestre de 2025. Por eso se negocia a contrarreloj, buscando alternativas para reestructurar la deuda.

No obstante, mostrar la primera privatización de la gestión de Javier Milei no es la única ni principal preocupación: en caso de no llegar a un acuerdo para el traspaso, Impsa caminaría hacia la quiebra.

Su último balance arrojó una pérdida superior a los $56.000 millones entre enero y septiembre de este año. Esa situación es una de las causales que marca la Ley General de Sociedades para fundamentar la disolución de una empresa.

Un solo oferente por Impsa

ARC Energy, especializada en el sector energético e infraestructura, surgió como el único interesado, ofreciendo una capitalización de 27 millones de dólares a través del fondo de inversión Industrial Acquisitions Fund (IAF).

El dinero estará destinado al capital de trabajo de Impsa, para garantizar el cumplimiento de contratos y obligaciones de pago, además de asegurar la operatividad de la compañía. Así las cosas, tanto la Nación como Mendoza no recibirán un dólar por la venta de sus acciones.

En 2021 el Estado nacional, a través del Fondo Nacional de Desarrollo Productivo (Fondep), compró el 63,7% de las acciones, mientras que Mendoza adquirió el 21,2%. Pagaron 20 millones de dólares, aunque en el gobierno provincial advierten que todo el dinero lo puso la Casa Rosada.

En tanto, el 9,8% de la participación está en manos de un fondo de capital compuesto por los acreedores que tenía la empresa antes de ser estatizada y el 5,3% restante pertenece a un fideicomiso de capital controlado por la familia Pescarmona.

Una de las condiciones que puso ARC Energy fue la refinanciación de los pasivos de Impsa. El objetivo es obtener el aval de los acreedores financieros y presentar una propuesta de pago de la deuda que sea aceptada por la mayoría.

De acuerdo con un artículo del diario La Nación, los potenciales compradores manifestaron que sería “muy difícil operar la compañía el día después sino hay un reacomodamiento de plazos y reducción del stock”. Y agregaron: “Lo que se necesita es encontrar inversores que quieran comprar esa deuda”.

En tal sentido, en octubre pasado la empresa estadounidense contrató a Adcap Securities –una firma experimentada en reestructuraciones en mercado de capitales- para que se encargue de la difícil negociación.

La preocupante deuda de Impsa

Algunas versiones resaltan que detrás de la compra de Impsa hay inversores venezolanos, que incluso aportarían gran parte de los recursos destinados a la capitalización de la empresa mendocina. Sin embargo, la principal inquietud por estas horas es la refinanciación de gran parte de los 572 millones de su deuda.

Casi el 40% del pasivo de Impsa (unos 250 millones de dólares) corresponde a bonos internacionales que necesitarán ser administrados, aunque en la firma norteamericana son optimistas y sostienen que la compra no está en peligro.

Incluso representantes de ARC Energy ya desembarcaron en la sede de Impsa en Godoy Cruz. El CEO, Jason Arcenaux, visitó la empresa ubicada en el carril Rodríguez Peña en mayo y junio, antes de que la Nación y Mendoza anunciaran el inicio del proceso de cesión de acciones y capitalización de la empresa.

Luego de firmar la carta de intención para adquirirla, enviados de la oferente se instalaron durante algunas semanas en las oficinas de Impsa para auditar sus operaciones y sus números, que están en rojo furioso.

El jueves y viernes pasado, nuevamente representantes de la compañía con sede en Houston estuvieron en la provincia, presentando a los directivos locales sus proyectos y plan de negocios para la emblemática empresa mendocina.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *