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Un estudio internacional validó un sistema de clasificación para evaluar malformaciones nasales en la infancia. El avance promete planificar tratamientos más precisos y mejorar la calidad de vida de los pacientes.

El labio leporino no solo afecta la estética sino también el habla y la alimentación. (Foto: Adobe Stock)
El labio leporino no solo afecta la estética sino también el habla y la alimentación. (Foto: Adobe Stock)

Un equipo de especialistas craneofaciales validó un nuevo sistema de clasificación para evaluar malformidades nasales en bebés con labio leporino y paladar hendido (LPH). La investigación, publicada en The Journal of Craniofacial Surgery, demostró que la herramienta tiene un alto nivel de precisión y consistencia entre profesionales.

El estudio estuvo liderado por Martha Mejía, odontóloga del Sistema de Salud Infantil Nicklaus de Miami (Estados Unidos), junto a un grupo de 15 expertos, entre ellos nueve cirujanos plásticos y seis ortodoncistas. Todos revisaron fotografías prequirúrgicas de pacientes con hendiduras nasales unilaterales y bilaterales, aplicando el nuevo sistema de manera estandarizada.

Los resultados mostraron un coeficiente de correlación intraclase de 0,816 para hendiduras unilaterales y de 0,743 para bilaterales, cifras consideradas “excelentes” en términos de fiabilidad.

“Esta nueva herramienta ofrece un método fiable y práctico para categorizar la gravedad de las deformidades nasales en pacientes con LPH”, explicó Mejía. “Con una evaluación continua, puede promover un diagnóstico más consistente, una planificación individualizada del tratamiento y enfoques estandarizados para mejorar los resultados en bebés con LPH”.

Qué implica para los tratamientos

El labio leporino y el paladar hendido son malformaciones congénitas que requieren intervenciones complejas y un seguimiento prolongado. Hasta ahora, la falta de un sistema unificado para evaluar las deformidades nasales podía generar diferencias en los diagnósticos y en la planificación quirúrgica.

Con la nueva herramienta, los profesionales podrán:

  • Categorizar la gravedad de las deformidades nasales con mayor objetividad.
  • Diseñar tratamientos adaptados a cada paciente desde etapas tempranas.
  • Favorecer comparaciones entre centros médicos y países con criterios comunes.
  • Mejorar los resultados estéticos y funcionales tras las intervenciones.

Al contar con un método confiable, los equipos interdisciplinarios —cirujanos, ortodoncistas y pediatras— podrán coordinar mejor sus intervenciones y acompañar a las familias con información clara y previsible sobre el proceso.

Impacto en la vida de los pacientes

El labio leporino y el paladar hendido no solo afectan la anatomía facial, sino que también pueden impactar en la alimentación, el habla y la autoestima de los niños. Contar con diagnósticos consistentes desde el inicio es clave para organizar un tratamiento que contemple no solo la corrección quirúrgica, sino también el acompañamiento integral.

La nueva herramienta ofrece un método fiable y práctico para categorizar la gravedad de las deformidades nasales en pacientes con LPH (Foto: Adobe Stock)
La nueva herramienta ofrece un método fiable y práctico para categorizar la gravedad de las deformidades nasales en pacientes con LPH (Foto: Adobe Stock)

La validación de este sistema representa un paso adelante en la medicina craneofacial, ya que contribuye a reducir la variabilidad entre especialistas y facilita que los bebés accedan a planes de tratamiento más precisos desde los primeros meses de vida.

El trabajo de Mejía y su equipo abre la posibilidad de que la herramienta sea adoptada de manera más amplia y se convierta en un estándar para mejorar la atención de miles de niños que nacen cada año con esta condición.

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