Desde la empresa distribuidora llevan dos años con esta medida para combatir el robo del tendido eléctrico. Características del nuevo material.

La crisis económica que atraviesa gran parte de la sociedad ha provocado que hayan aumentado exponencialmente los robos de cables de cobre en Mendoza, afectando a miles de usuarios que se quedan por días sin servicio de electricidad, internet o telefonía, entre otros. Es por esto que algunas empresas han tomado decisiones tajantes para evitar estos ilícitos. 

Algunas empresas proveedoras de internet han decidido no prestar más sus servicios en zonas rurales, alejadas del Gran Mendoza, donde los cableados son saboteados y sustraídos de manera continua. 

Por su parte, debido a la gran cantidad de robos, Edemsa, la empresa distribuidora de la energía eléctrica en la mayor parte de Mendoza, tomó una determinación en cuanto a la renovación del tendido eléctrico, reemplazando los cables de cobre por cables de aluminio y así desalentar a los ladrones.

Si bien esta decisión se viene implementando hace dos años, desde la empresa aceleran con la medida en sectores donde se repiten los robos de cables de cobre.

Al respecto, el subgerente de Relaciones Institucionales de Edemsa, Renato Di Fabio, dialogó con el Post y explicó que se tomó la decisión debido a los continuos robos, como una medida para desalentar estos hechos. 

“Esto se debe al incremento que se ha producido del robo de cables, sobre todo los que tienen cobre, no solo de las empresas distribuidoras, sino de todas las empresas de servicios vinculadas a las distribuciones eléctricas, fundamentalmente”, señaló, y añadió: “Entonces, se tomó la decisión de ir reemplazando todo lo que es cable nuevo, por cable de aluminio”.

Esta determinación se basó en que el aluminio no tiene valor en el mercado negro, donde el cobre cotiza en alza; por este motivo, el cableado de aluminio no es atractivo para las chacaritas clandestinas y los reducidores de cobre.  Según detallan desde Edemsa, en los últimos dos años, han sufrido el robo de alrededor de 1.000 acometidas (son los cables que van desde la red a cada domicilio) y unos 150 transformadores.

Este procedimiento que lleva a cabo la empresa distribuidora es paulatino, comenzando con el reemplazo de aquellos cables que necesiten ser cambiados. “Aquellos cables que están en desuso, o que hay que cambiarlos porque ya cumplieron su vida útil, o aquellos que a lo mejor es muy común que se dañen en el viento Zonda o cuando una tormenta produzca alguna rotura o problemática, se van cambiando por cables de aluminio”, comentó Di Fabio.

Los lugares donde se produjeron más robos de cables de cobre son zonas rurales de Guaymallén, Las Heras, Maipú y Luján. Aunque también se han registrado varios casos en el Valle de Uco y San Rafael.

El servicio no se vería afectado

Desde la empresa afirman que el cambio de los materiales utilizados en los cables no afectará la calidad del servicio, ni la fluidez, aunque sí tiene características diferentes. 

El aluminio no tiene la misma capacidad de conducción de la electricidad que el cobre. De hecho, el cobre tiene una capacidad de conducción 60% mayor. Es por esto que no se pueden reemplazar todos los cables

“Lo vamos cambiando donde se pueda, porque debido a las características técnicas que tiene cada uno de los materiales, el cobre tiene mayor capacidad de conducción, de un 60% más de electricidad. Entonces, para equiparar la capacidad de conducción, lo que se hace es reemplazar un conductor de cobre por uno de aluminio de mayor sección, es decir, se utiliza un cable más gordo“, explicó Di Fabio.

El aluminio tiene algunas desventajas, Di Fabio señaló que “tiene menos vida útil, es más fácil quebrarlo y conduce menor cantidad de energía”, aunque también aclaró que “es mucho más liviano, es más fácil manipularlo y fundamentalmente no es atractivo en el mercado negro para robarlo. Además, el costo de este material es menor”.

Por último, el subgerente de Relaciones Institucionales de Edemsa, resaltó que el aspecto económico del reemplazo de los cables “es secundario” y justificó: “Cuando se roban los cables se produce un daño en la instalación, no es solo robar el cable, sino el daño que se queda en la red. Entonces hay que reponer el cable, reparar el daño, hay una merma de energía, hay una multa por esa energía no suministrada que le aplican a la empresa y hay una cantidad de horas o días donde el usuario se queda sin servicio mientras se realiza la obra. Entonces, más allá de lo económico, están todas esas variables que hacen que valga la pena el esfuerzo”, concluyó.

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