La presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, anunció que su gobierno esperará la evolución del proceso de diálogo con Estados Unidos en las próximas dos semanas para definir si México aplicará aranceles recíprocos a las importaciones de acero y aluminio estadounidenses.
En su habitual conferencia mañanera mencionó que aguardará hasta esa fecha porque es cuando el gobierno estadounidense aplicará su política de aranceles recíprocos en general a todos los países con los que comercia.
“Vamos a esperar al 2 de abril y a partir de ahí la definición nuestra si se ponen aranceles o no recíprocos también en el caso del aluminio o del acero o dependiendo también de cómo vengan”, indicó.
El diálogo está abierto con funcionarios estadounidenses y este se lleva de manera respetuosa, dijo la presidenta.
Ayer el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, se reunió con el secretario de Comercio de Estados Unidos, Howard Lutnick, y acordaron seguir con reuniones, destacó Sheinbaum.

“Vamos a esperar cómo viene el 2 de abril para ver si nosotros tenemos que tomar también algunas acciones que sean en el mismo marco de reciprocidad igual que lo está haciendo el gobierno de los Estados Unidos”, agregó.
Otra de las acciones que tomarán, dijo, es reunirse con fabricantes del acero y aluminio en México, con quienes dijo buscarán llegar a acuerdos.
Este miércoles 12 de marzo entraron en vigor los aranceles sobre importaciones de acero y aluminio en Estados Unidos, una medida que impacta a las importaciones de Argentina, Australia, Brasil, el Reino Unido, Canadá, Japón, México, Corea del Sur y la Unión Europea.
El ministro de Finanzas de Brasil, Fernando Haddad, dijo que el país no tomaría represalias inmediatas contra los aranceles impuestos por Estados Unidos a las importaciones de acero y aluminio. En lugar de ello, buscará negociaciones con el gobierno de Estados Unidos.
El enfoque del presidente Donald Trump sobre los aranceles desde que asumió el cargo en enero ha sacudido la confianza de los inversores, los consumidores y las empresas de maneras que los economistas temen que puedan causar una recesión en Estados Unidos y un mayor retraso en la economía mundial.