La discusión arrancó con la pretensión de Soeva (Sindicato de Obreros y Empleados Vitivinícolas) de alcanzar un salario básico inicial superior a $500 mil que fue extendiéndose hasta la Fiesta de la Vendimia. Acallada la celebración, la paritaria entre representantes de los trabajadores y la industria del vino, más allá de algún acercamiento, sigue dilatándose.

Es que las cámaras gremiales empresarias venían encolumnadas detrás de una suma que no llegaba a $300 mil. Y si bien hubo una mejora, marzo empezó sin definiciones y con las partes preparadas para un nuevo encuentro la próxima semana.

Será la cuarta ronda en lo que va del 2024 para intentar convenir una recomposición del salario del trabajador de viña y el de bodega lo suficientemente acorde como para aliviar los bolsillos castigados por una inflación galopante. El pedido de reapertura de la paritaria salarial había ingresado al Ministerio de Trabajo el miércoles 10 de enero

Hasta ahora, las cámaras (Bodegas de Argentina, Unión Vitivinícola, Centro de Viñateros y Bodegueros del Este, Asociación de Viñateros de Mendoza, entre otras) perforaron el techo inicial de su propuesta. Pero todavía falta.

Hay algo claro: aunque ni pretensión ni oferta reflejan una inflación internaual del 220%, las posiciones se acercaron. En espera de un acuerdo hay alrededor de 32.000 trabajadores que la vitivinicultura (entre sector primario y bodegas) emplea en todo el país.

Al menos el “estamos lejos” que reconocían los negociadores en un principio, ya dejó de escucharse.

El nuevo salario, en números

Es que el último punto de encuentro está por encima de los $500 mil. La cifra refleja una variación que a duras penas supera el 100% respecto al salario 2023.

Y si bien el encuentro del viernes puso en la recta final hacia el nuevo acuerdo al convenio de los trabajadores de bodega, el consenso para viña todavía está lejos.

“El sector empresario siempre manifiesta que la producción tiene menor rentabilidad, y que un sector que no llega a pagar esos montos. Pero somos optimistas de que vamos a cerrar, porque la industria no está en situación de afrontar una medida de fuerza“, aseguró Guido Álvarez, representante de Foeva (Federación de Obreros y Empleados Vitivinícolas).

Si se pulen algunos términos (sobre todo condiciones y plazos para llevar el ajuste al básico), todo indica que un operario de bodega pasará a cobrar alrededor de $536.000 por febrero y marzo. Actualmente percibe alrededor de $250 mil.

Las diferencias entre las entidades empresarias y el gremio pasan por los trabajadores de viña, que hoy perciben casi $240 mil. El propósito del gremio vitivinícola es llevar ese salario a poco más de $506.000.

Actualización bimestral

Para Foeva, hay “contradicciones” de la patronal, en particular grandes bodegas, por ahora difíciles de superar.

Lo cierto es que el sindicato y los paritarios de las cámaras empresarias volverán a verse las caras el lunes 11 de marzo.

Resta definir, según reconocen quienes son parte de las negociaciones, cómo se canalizará la mejora del salario entre sumas remunerativo, no remunerativas o en negro (un mecanismo habitual) y el ítem “refrigerio”, una figura que suele ser la válvula que descomprime muchos acuerdos anuales.

Además, hay un dato no menor: sea cual sea el monto final del salario inicial 2024, los paritarios empresarios y sindicales ya saben que a lo largo del año deberán armarse de paciencia. Es que el consenso contempla que, para no perderle pisada a la inflación, la paritaria sea bimestral.

De ese modo, una vez cerrado el nuevo convenio hasta marzo, volverán a sentarse a fines de mayo para actualizar el salario en función de la variación de la Canasta Familiar durante los próximos 2 meses.

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