Para combatir el robo de metales, sólo hay que atacar a los que compran esos materiales.

Picaporte

El pasado 5 marzo, la ministra de Seguridad y Justicia de la provincia, Mercedes Rus, junto al director general de Policías, Marcelo Calipo, participó en la primera reunión nacional del Consejo de Seguridad Interior, en Buenos Aires.

La apertura del encuentro fue realizada por la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, y contó con la presencia de ministros, autoridades de las Fuerzas Federales -GNA, PFA, PNA, PSA, SPF- y responsables de seguridad de todo el país.

Allí se habló de diversas cuestiones, una de ellas el robo de cables de cobre y de diversos elementos de metal, principalmente picaportes y medidores de agua.

Allí Rus explicó que la mayoría de las provincias del país buscan iniciativas para hacerle frente a esta problemática “que es común a todas las jurisdicciones”.

En ese sentido, dijo que los responsables de seguridad se mostraron interesados en el plan integral para controlar la compraventa de metales no ferrosos en el que viene trabajando Mendoza.

Lo curioso del caso es que no existe tal plan en la provincia. No hay ninguna estrategia para terminar con este tipo de delitos. Y sería muy sencillo hacerlo.

Solo es cuestión de atacar la demanda, en lugar de sólo enfocarse en la oferta. O sea, hay que clausurar los lugares donde los cacos venden los picaportes y demás materiales ferrosos que saben robar a diario.

Principalmente son tres: dos están ubicados en Guaymallén y uno en Las Heras. Los primeros son archiconocidos: uno está en San José, bien cerca de la Costanera; el otro en Villanueva, pegado a la ruta 7. El de Las Heras, se puede encontrar en calle Junín.

Solo resta poner el foco en esos lugares para terminar con la demanda. Ello hará mermar la oferta, hasta que sea inexistente. No hay mayor secreto.

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