Los últimos datos estadísticos indican que la lechería podría tomar una senda de crecimiento. Para consolidar esta tendencia, el sector demanda crédito para aumentar la capacidad productiva.

La sustentación que hay en el sector para afirmar que mejoró la situación de los tambos se basa en que con ese ingreso por litro de leche, se pueden comprar 2,2 kilos de maíz, tomando como referencia valor disponible de 150.000 pesos por tonelada.
La sustentación que hay en el sector para afirmar que mejoró la situación de los tambos se basa en que con ese ingreso por litro de leche, se pueden comprar 2,2 kilos de maíz, tomando como referencia valor disponible de 150.000 pesos por tonelada.

Los productores lecheros de la Argentina dejaron atrás uno de los peores años para la actividad y empiezan a ver una luz al final del túnel, o mejor dicho, de la sequía. En las últimas horas, el Observatorio de la Cadena Láctea (OCLA) confirmó que el precio de referencia a nivel nacional -comúnmente conocido como SIGLEA- se ubicó en $ 331,18, lo que implicó una mejora respecto del mes pasado del 13,7 % y del 306,8 % en la comparación interanual. Son US$ 0,371/litro cuando se toma como indicador válido el dólar de Decreto 28/23 que combina 80 % dólar mayorista BCRA y 20 % dólar contado con liquidación, pero mas allá de los números, esto quiere decir que por segundo mes consecutivo, los indicadores van hacia arriba.

La sustentación que hay en el sector para afirmar que mejoró la situación de los tambos se basa en que con ese ingreso por litro de leche, se pueden comprar 2,2 kilos de maíz, tomando como referencia valor disponible de 150.000 pesos por tonelada. Se sabe que cuando la relación de ambos valores es superior a 2, el ejercicio económico debería ser favorable.

El consultor y experto en el sector tambero, Alejandro Sammartino, aseguró a Ámbito que “el 2023 fue un año muy complicado para la lechería por dos aspectos: el efecto de la Niña sobre las reservas forrajeras que condicionó la producción por el alto costos que implicó salir a comprarlas y luego por los precios relativos, que fueron muy malos para relación de precios entre la leche y los granos, porque son los que impactan en la dieta y en los alquileres. El último trimestre, ya sin reservas, con un Niño que tardaba en aparecer y con el impacto devaluatorio de diciembre, se terminó de generar una situación económica financiera muy compleja y la producción terminó con indicadores a la baja que se vieron matizados por un buen primer tramo del 2023. Por eso la producción cayó apenas un 2 % durante el año pasado”.

Ahora, con los últimos indicadores la lechería parece encontrar una senda de recuperación y los tamberos tienen una mirada muy optimista para este año. Es que los valores mencionados implican muy buena relación insumo / producto en términos históricos que algún momento no muy lejano deberían mejorar la rentabilidad del productor.

Altas expectativas para el 2024

Una encuesta realizada en el mes de marzo a los tamberos CREA confirmó que la mayoría espera aumentar el rodeo de leche en los próximos cuatro meses porque ven una evolución favorable de la actividad económica. Concretamente, el 43 % de los consultados dijo que espera que los precios recibidos por la leche cruda mejoren en el próximo año y un 51 % considera que al menos se mantendrán estables.

Esto se debe a que ya se evidencian las mejoras en cuanto a la recuperación de la base forrajera gracias a las precipitaciones abundantes en gran parte de las cuencas lecheras. Con un mayor componente del pasto en las dietas, se reducen los concentrados y mejoran los costos productivos.

El mercado interno, completamente detonado

Si el negocio mejoró para la actividad primaria, se debe fundamentalmente al impulso que dio la exportación de leche en polvo -que cotiza arriba de los u$s3.200 la tonelada- y permitió mejoras que se ubican por encima de la inflación general en la medición interanual. Los negocios con el resto del mundo son convenientes y en un contexto de baja productividad por todo lo anteriormente mencionado, las industrias no tuvieron otra opción que mejorar el precio por litro de leche pagado al productor. Esto fue lo que sostuvo la actividad, no el mercado interno.

Según Sammartino, “estamos viviendo un quebranto económico, una recesión muy fuerte y una caída del consumo nunca vista. Así como podemos decir que cayó la producción lechera, también cayó el consumo de todo tipo de productos. Hay una primarización de los productos lácteos, la gente se va resignando a consumir productos más básicos y esto hace que la leche producida alcance para abastecer a las industrias”.

El especialista detalló además que “cuando hay procesos devaluatorios muy fuertes, el precio de la leche sube por la escalera mientras los costos suben por el ascensor y se tarda demasiado en volver a un equilibrio entre los precios de la leche y los precios relativos, pero esta vez, gracias a la exportación en tres meses el precio de la leche al productor se duplicó”.

La lechería tiene una oportunidad

Con la foto actual ya se puede confirmar que este año será muy diferente al 2023, porque las lluvias registradas en lo que va del otoño dejarán pasturas y además los precios relativos mejoraron considerablemente. Quizá la recuperación no se vea en el primer semestre, pero el segundo será muy bueno gracias a un mercado global muy demandante. Esto debería estar acompañado por decisiones políticas certeras, que impulsen al sector y le permita incorporar mayor tecnología.

Para Sammartino, “hay una gran oportunidad para crecer en el tambo, pero eso requiere de inversiones muy importantes, que esta Argentina hostil del punto de vista financiero, aún no permite. La revolución tecnológica es posible, pero se necesita financiamiento de largo plazo y barato. Sin este salto de calidad, con el tiempo muchos muchos productores van a quedar en el camino”.

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