Fuentes del supermercadismo advierten por una caída que aún no encuentra piso. El recuerdo de los programas de control de precios. La contracara: la disputa entre los proveedores por entrega a tiempo y sin remarcaciones.

Supermercadistas advierten por la caída del consumo.
Supermercadistas advierten por la caída del consumo.Mariano Fuchila

El consumo no forma parte de los datos que avizoran una tímida recuperación económica. Según fuentes del supermercadismo, a la tercera semana de junio se registró una caída del 11,5% contra el mismo período del año pasado. Aún falta contemplar la cuarta semana, pero el sector advierte que la baja será “igual o más profundizada que mayo”.

La caída de los salarios también encuentra su correlato en la disminución de ventas en las grandes superficies, aunque sus góndolas ofrezcan productos de primera necesidad. Alimentoscarneslácteossnacksbebidas alcohólicas y electrodomésticos: en menor o en mayor medida, “todo cae”.

A la espera del relevamiento de ventas en grandes cadenas, correspondiente a la última semana del mes pasado, desde el sector insisten con una advertencia que realizan, al menos, desde marzo: “la caída del consumo no encuentra atisbo de recuperación”.

Según la consultora Scentia, en mayo las ventas en el total de los canales se derrumbaron 10% en términos interanuales -en abril la baja había sido de 13,8%-, con una disminución de 10,5% en las cadenas y de 9,5% en los autoservicios. De esta manera, la contracción general acumulada en los primeros cinco meses del año roza el 8%.

“Si hay una mejora, será hacia fin de año, pero eso no modificará el cierre del 2024, que vemos negativo entre un 7% y un 8% respecto del 2023, a partir de pronósticos que con nuestros datos modelizan consultoras en economía″, afirmó hace dos semanas titular de Scentia, Osvaldo del Río.

Es importante aclarar que tanto Del Río como otras fuentes del sector aclaran que la medición mas acabada para comprender la evolución del consumo es la interanual y la acumulada, no la que muestra la dinámica intermensual, porque entre un mes y otro puede haber mayor cantidad de días o presencia de feriados.

En junio el escenario se presenta, de mínima, similar. Incluso podría ser peor. Dependerá de los últimos datos de la cuarta semana del mes anterior, que posiblemente marque un repunte, puesto que juegan las promociones bancarias, ofertas 2×1 o descuentos en segundas o terceras unidades.

La añoranza de Precios Justos

La caída registrada en las primeras tres semanas de junio contra el mismo período del año anterior está estipulada en 11,5%, según un relevamiento privado del sector. ¿Extrañan Precios Justos? Algo de eso hay.

“Con Precios Justos movíamos productos por cantidad y teníamos márgenes de ganancia razonables”, confiesan en el supermercadismo.

Previo a su eliminación, el presidente Javier Milei había catalogado a los programas de control de precios como “una aberración”. Los empresarios del sector alimenticio señalaban laos inconvenientes del programa, advirtiendo por atrasos de hasta el 70% en algunos productos.

Supermercadistas recuerdan que la contracara de Precios Justos era proveedores “demorando la entrega de la mercadería”, ofreciendo productos a precios diferenciales con la condición de comprar otros por fuera del programa, o directamente “no entregar el stock”.

Desde el sector alimenticio juraban respetar los aumentos pautados y aseguraban que las remarcaciones provenían de las grandes cadenas. “Como Moreno: abran los balances y vemos”, contraponen en el sector.

Lo cierto es que, de un lado y del otro del mostrador, todos apuntan a la baja irremontable de las ventas en alimentos y artículos de higiene y limpieza. Al menos no en la medida que los haga pensar en alcanzar, de mínima, lo mismo que se vendió en 2023. Por el contrario, un interlocutor del sector agudiza su mirada y advierte por completo: “Estamos cayendo al abismo”.

Por eso mismo mantienen esporádicas reuniones con Pablo Lavigne, secretario de Comercio. No solo para plantear soluciones a la caída en las ventas, sino también para cuestionar lo “entorpecedor” de la aplicación de tasas municipales en el esquema impositivo, o lo “engorroso” de desagregar los impuestos en los tickets por cada compra del consumidor.

Planteadas las demandas e interrogantes, los empresarios se van con más dudas que respuestas. Reconocen que Lavigne y Pazo (secretario de Desarrollo Productivo) mantienen una buena escucha y toman a consideración los comentarios, pero la falta de resolución generan que las reuniones “sirvan más como círculos de auto ayuda”, que un encuentro pragmático de trabajo.

La política de importación de productos con beneficios impositivos tampoco exhibió grandes resultados. El objetivo buscado era bajar la inflación intercalando precios más competitivos en góndola.

Aunque hay alimentos importados que pueden ser más baratos que los nacionales, la carga impositiva y el costo de transporte acortan significativamente la brecha de precios, cuentan en el sector. De momento, la lista de productos importados es acotada: los supermercados registran mayormente pan de Brasil, pasta seca de Italia, salsa de tomate en lata y algunos chocolates.

Menos trabajo, ¿mayores despidos?

Por último: ¿cómo impacta esta situación en la nómina de trabajadores del sector? Si bien no se registra una significativa cantidad de despidos, tampoco se realizan nuevas contrataciones.

Sobre el tema, hacen un apunte en base a la aprobación del fondo de cese laboral, incluido en la Ley Bases: un cálculo del sector indica que el pago de indemnizaciones representa el 2% de la masa salarial. La implementación de lo aprobado en el mega proyecto incrementaría ese porcentaje al 8%.

El fondo de desempleo incluido en el capítulo laboral podría implementarse solo mediante convenio colectivo de trabajo. Está basado en el modelo de la construcción (UOCRA), que funciona así: el empleador deposita el 12% del salario mensualmente en el fondo durante el primer año de la relación laboral y el 8% a partir del segundo año.

El 27 de diciembre pasado fue Armando Cavalieri, titular del gremio de Comercio, quién había adelantado que adherirán al nuevo sistema de indemnizaciones. No parece ser la idea del empresariado.

La dinámica de aumentos marcó una nueva desaceleración en junio y la inflación en este rubro se ubicó en 3,6%, según Eco Go. Los registros semanales mostraron una variación promedio de 0,8%, con registros menores al 1% todas las semanas a excepción de la segunda, donde se registró un incremento del 1,2%.

Cómo evolucionó el precio de los alimentos en junio

Las carnes continúan prácticamente sin variaciones, y cerraron el mes con un incremento del 3,9%, de acuerdo a la consultora. Las frutas registraron una baja del 6,5%, mientras que las verduras una suba del 6,7%. En tanto, los panificados, cereales y pastas tuvieron una suba del 8,9%, promovida por el precio del pan fresco (15,7%) y las facturas (11,2%).

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